Curso 2016/2017 Octubre
Desde el Primer Nivel de Educación Primaria queremos presentaros una escuela de aprendizaje on-line donde compartir con todos ustedes artículos de interés, noticias relacionadas con la educación, consejos sobre el proceso enseñanza aprendizaje de sus hijos/as, actividades para mejorar la atención/lectura,...con la finalidad de implicar directamente a las familias con la escuela (más todavía si cabe y es posible).
La metodología y funcionamiento de esta escuela será compartir con ustedes un artículo al mes (aproximadamente) y comentarlos en las tutorías individuales que mantengamos para que exista un feedback y respuesta por ambas partes. Esperamos que sea de gran utilidad y les resulte de interés.
MAYO
http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/2017/04/18/como-ensenar-a-los-hijos-a-ser-responsables/
Cómo enseñar a los hijos a ser responsables
¿Tú quieres educar a tus hijos e hijas para que sean responsables? Qué pregunta más absurda, ¿verdad? Pues claro que todas las madres y padres quieren que sus hijos sean responsables, muy responsables y, además, prontito.
Conozco a muchos padres y madres desesperados que dicen, a modo de súplica: “¡cuando va a madurar esta criatura!”, como si esto de madurar, hacerse responsable, fuera una cuestión del azar. Pues no, la responsabilidad tiene mucho que ver tanto con la personalidad de nuestros hijos (y por lo tanto con los genes que heredan), como con las pautas educativas con las que enseñamos en nuestra casa a ser responsables.
¿Quieres hijos responsables?
1º.- No olvides que los padres no construimos hijos, lo que hacemos es dar a nuestros hijos herramientas para que se vayan construyendo. Así que céntrate en ofrecerle estas herramientas durante el tiempo en el que estamos educándolos. A esto de ofrecer herramientas es a lo que llamamos educar, y se hace todos los días durante muchos años.
2.- Para aprender a ser responsables hay que tener responsabilidades de las que ocuparse. Responsabilidades acordes a la edad de cada hijo. Pero no te creas que, con decir “Tú pones la mesa”, o “tú recoges tus juguetes”, o “Tú te lavas los dientes”, etc. es suficiente. No, así no funciona, tú tienes que establecer esa responsabilidad, y enseñar a tu hijo o hija cómo se hace: le acompañas al principio, y cada vez le vas dejando que lo haga lo más autónomamente posible. Y las responsabilidades se practican siete días a la semana.
3.- Los padres somos modelo de comportamiento para nuestros hijos. Enseña cómo tú ejerces tu responsabilidad, y no lo utilices como arma arrojadiza, tipo: “Yo todos los días voy a trabajar y sin embargo tú…”. Se supone que responsabilizarse de lo que uno tiene que hacer es algo que nos debe de llenar de satisfacción, así que ten cuidado con decir que estás harta o harto de cumplir con tus responsabilidades, porque si los hijos las perciben como un castigo o una incomodidad, huirán de ellas. Enseña a tus hijos que tener responsabilidades no es un castigo, ni una ayuda. Es más sencillo: “en esta casa nos repartimos las tareas”.
4.- Si hay responsabilidades, tiene que haber necesariamente consecuencias cuando alguien no asuma sus responsabilidades. Por ejemplo, si le dices a tu hijo que tiene que recoger sus juguetes y no los recoge, déjale claro que juguete que esté en el suelo significa que no lo quiere, por lo que “guarda” ese juguete durante unas semanas. Y si llora cuando pregunte por su juguete, contesta con tranquilidad: “quedamos en que recoger los juguetes es tu responsabilidad, si no los recoges es porque no quieres ese juguete”. Pero tiene que tener una consecuencia, si recoges tú sus juguetes, lo único que va a pasar es que te va a doler la espalda de tanto agacharte, y la cabeza de tanto comerte el tarro.
5.- Aprender a tomar decisiones es una buena manera de aprender a responsabilizarse. Ofrecerle, siempre que puedas, la posibilidad de que elija entre dos opciones. Esto le ayudará a tomar una decisión y a asumir lo que ha decidido. Por ejemplo: Fruta o yogur; el pantalón rojo o el verde; un juguete u otro, etc. Y si dice fruta, le das la fruta que es lo que él ha elegido, y si a mitad de la fruta dice que no, que lo que quiere es yogur, le recuerdas que él decidió la fruta, o el pantalón rojo, o tal juguete.
6.- Si quieres hijos responsables, tienes que darles autonomía. Si no les das autonomía tú siempre estarás decidiendo por ellos y, por lo tanto, tú asumirás sus responsabilidades. Y luego te quejarás.
Os recuerdo que los niños, los adolescentes, no están terminados de hacer y dan mucha lata y hay que estar pendientes de ellos por esa razón tienen madres y padres que se ocupan de ir educando.
No tengas prisa. Lo que tienes que tener es constancia.
ABRIL
http://infosal.es/pensamiento-positivo/
Desde el Primer Nivel de Educación Primaria queremos presentaros una escuela de aprendizaje on-line donde compartir con todos ustedes artículos de interés, noticias relacionadas con la educación, consejos sobre el proceso enseñanza aprendizaje de sus hijos/as, actividades para mejorar la atención/lectura,...con la finalidad de implicar directamente a las familias con la escuela (más todavía si cabe y es posible).
La metodología y funcionamiento de esta escuela será compartir con ustedes un artículo al mes (aproximadamente) y comentarlos en las tutorías individuales que mantengamos para que exista un feedback y respuesta por ambas partes. Esperamos que sea de gran utilidad y les resulte de interés.
MAYO
http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/2017/04/18/como-ensenar-a-los-hijos-a-ser-responsables/
Cómo enseñar a los hijos a ser responsables
¿Tú quieres educar a tus hijos e hijas para que sean responsables? Qué pregunta más absurda, ¿verdad? Pues claro que todas las madres y padres quieren que sus hijos sean responsables, muy responsables y, además, prontito.
Conozco a muchos padres y madres desesperados que dicen, a modo de súplica: “¡cuando va a madurar esta criatura!”, como si esto de madurar, hacerse responsable, fuera una cuestión del azar. Pues no, la responsabilidad tiene mucho que ver tanto con la personalidad de nuestros hijos (y por lo tanto con los genes que heredan), como con las pautas educativas con las que enseñamos en nuestra casa a ser responsables.
¿Quieres hijos responsables?
1º.- No olvides que los padres no construimos hijos, lo que hacemos es dar a nuestros hijos herramientas para que se vayan construyendo. Así que céntrate en ofrecerle estas herramientas durante el tiempo en el que estamos educándolos. A esto de ofrecer herramientas es a lo que llamamos educar, y se hace todos los días durante muchos años.
2.- Para aprender a ser responsables hay que tener responsabilidades de las que ocuparse. Responsabilidades acordes a la edad de cada hijo. Pero no te creas que, con decir “Tú pones la mesa”, o “tú recoges tus juguetes”, o “Tú te lavas los dientes”, etc. es suficiente. No, así no funciona, tú tienes que establecer esa responsabilidad, y enseñar a tu hijo o hija cómo se hace: le acompañas al principio, y cada vez le vas dejando que lo haga lo más autónomamente posible. Y las responsabilidades se practican siete días a la semana.
3.- Los padres somos modelo de comportamiento para nuestros hijos. Enseña cómo tú ejerces tu responsabilidad, y no lo utilices como arma arrojadiza, tipo: “Yo todos los días voy a trabajar y sin embargo tú…”. Se supone que responsabilizarse de lo que uno tiene que hacer es algo que nos debe de llenar de satisfacción, así que ten cuidado con decir que estás harta o harto de cumplir con tus responsabilidades, porque si los hijos las perciben como un castigo o una incomodidad, huirán de ellas. Enseña a tus hijos que tener responsabilidades no es un castigo, ni una ayuda. Es más sencillo: “en esta casa nos repartimos las tareas”.
4.- Si hay responsabilidades, tiene que haber necesariamente consecuencias cuando alguien no asuma sus responsabilidades. Por ejemplo, si le dices a tu hijo que tiene que recoger sus juguetes y no los recoge, déjale claro que juguete que esté en el suelo significa que no lo quiere, por lo que “guarda” ese juguete durante unas semanas. Y si llora cuando pregunte por su juguete, contesta con tranquilidad: “quedamos en que recoger los juguetes es tu responsabilidad, si no los recoges es porque no quieres ese juguete”. Pero tiene que tener una consecuencia, si recoges tú sus juguetes, lo único que va a pasar es que te va a doler la espalda de tanto agacharte, y la cabeza de tanto comerte el tarro.
5.- Aprender a tomar decisiones es una buena manera de aprender a responsabilizarse. Ofrecerle, siempre que puedas, la posibilidad de que elija entre dos opciones. Esto le ayudará a tomar una decisión y a asumir lo que ha decidido. Por ejemplo: Fruta o yogur; el pantalón rojo o el verde; un juguete u otro, etc. Y si dice fruta, le das la fruta que es lo que él ha elegido, y si a mitad de la fruta dice que no, que lo que quiere es yogur, le recuerdas que él decidió la fruta, o el pantalón rojo, o tal juguete.
6.- Si quieres hijos responsables, tienes que darles autonomía. Si no les das autonomía tú siempre estarás decidiendo por ellos y, por lo tanto, tú asumirás sus responsabilidades. Y luego te quejarás.
Os recuerdo que los niños, los adolescentes, no están terminados de hacer y dan mucha lata y hay que estar pendientes de ellos por esa razón tienen madres y padres que se ocupan de ir educando.
No tengas prisa. Lo que tienes que tener es constancia.
¿Tú quieres educar a tus hijos e hijas para que sean responsables? Qué pregunta más absurda, ¿verdad? Pues claro que todas las madres y padres quieren que sus hijos sean responsables, muy responsables y, además, prontito.
Conozco a muchos padres y madres desesperados que dicen, a modo de súplica: “¡cuando va a madurar esta criatura!”, como si esto de madurar, hacerse responsable, fuera una cuestión del azar. Pues no, la responsabilidad tiene mucho que ver tanto con la personalidad de nuestros hijos (y por lo tanto con los genes que heredan), como con las pautas educativas con las que enseñamos en nuestra casa a ser responsables.
¿Quieres hijos responsables?
1º.- No olvides que los padres no construimos hijos, lo que hacemos es dar a nuestros hijos herramientas para que se vayan construyendo. Así que céntrate en ofrecerle estas herramientas durante el tiempo en el que estamos educándolos. A esto de ofrecer herramientas es a lo que llamamos educar, y se hace todos los días durante muchos años.
2.- Para aprender a ser responsables hay que tener responsabilidades de las que ocuparse. Responsabilidades acordes a la edad de cada hijo. Pero no te creas que, con decir “Tú pones la mesa”, o “tú recoges tus juguetes”, o “Tú te lavas los dientes”, etc. es suficiente. No, así no funciona, tú tienes que establecer esa responsabilidad, y enseñar a tu hijo o hija cómo se hace: le acompañas al principio, y cada vez le vas dejando que lo haga lo más autónomamente posible. Y las responsabilidades se practican siete días a la semana.
3.- Los padres somos modelo de comportamiento para nuestros hijos. Enseña cómo tú ejerces tu responsabilidad, y no lo utilices como arma arrojadiza, tipo: “Yo todos los días voy a trabajar y sin embargo tú…”. Se supone que responsabilizarse de lo que uno tiene que hacer es algo que nos debe de llenar de satisfacción, así que ten cuidado con decir que estás harta o harto de cumplir con tus responsabilidades, porque si los hijos las perciben como un castigo o una incomodidad, huirán de ellas. Enseña a tus hijos que tener responsabilidades no es un castigo, ni una ayuda. Es más sencillo: “en esta casa nos repartimos las tareas”.
4.- Si hay responsabilidades, tiene que haber necesariamente consecuencias cuando alguien no asuma sus responsabilidades. Por ejemplo, si le dices a tu hijo que tiene que recoger sus juguetes y no los recoge, déjale claro que juguete que esté en el suelo significa que no lo quiere, por lo que “guarda” ese juguete durante unas semanas. Y si llora cuando pregunte por su juguete, contesta con tranquilidad: “quedamos en que recoger los juguetes es tu responsabilidad, si no los recoges es porque no quieres ese juguete”. Pero tiene que tener una consecuencia, si recoges tú sus juguetes, lo único que va a pasar es que te va a doler la espalda de tanto agacharte, y la cabeza de tanto comerte el tarro.
5.- Aprender a tomar decisiones es una buena manera de aprender a responsabilizarse. Ofrecerle, siempre que puedas, la posibilidad de que elija entre dos opciones. Esto le ayudará a tomar una decisión y a asumir lo que ha decidido. Por ejemplo: Fruta o yogur; el pantalón rojo o el verde; un juguete u otro, etc. Y si dice fruta, le das la fruta que es lo que él ha elegido, y si a mitad de la fruta dice que no, que lo que quiere es yogur, le recuerdas que él decidió la fruta, o el pantalón rojo, o tal juguete.
6.- Si quieres hijos responsables, tienes que darles autonomía. Si no les das autonomía tú siempre estarás decidiendo por ellos y, por lo tanto, tú asumirás sus responsabilidades. Y luego te quejarás.
Os recuerdo que los niños, los adolescentes, no están terminados de hacer y dan mucha lata y hay que estar pendientes de ellos por esa razón tienen madres y padres que se ocupan de ir educando.
No tengas prisa. Lo que tienes que tener es constancia.
ABRIL
http://infosal.es/pensamiento-positivo/
CÓMO (Y POR QUÉ) ENSEÑAR A PENSAR EN POSITIVO
Los niños también se preocupan. Se preocupan y a veces mucho. No pueden escapar de la dinámica de una sociedad que está más en modo pensar que en modo sentir y perciben nuestra forma de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás. La batería de preguntas con los que les solemos recibir mientras ellos intentan deleitarse con su merienda les pone enseguida en alerta: qué has hecho, qué tienes de deberes, qué te pusieron en el examen, a ver si nos da tiempo a… Y en cuestión de segundos ya estamos todos en la rueda.
La anticipación o cómo crearnos una historia de miedo
El pasatiempo favorito de nuestra mente es sacarnos del momento presente y una de las formas que tiene es anticipar. Anticipar es alimentar ideas (la mayoría de las veces improbables y al fin y al cabo, inventadas) sobre un acontecimiento futuro. Los niños comienzan a anticipar ante un examen, una excursión, una actividad nueva y terminan sintiendo miedo y ansiedad.
La mente es una fábrica de ideas, y en este caso está fabricando preocupaciones. En poco tiempo el niño se ha formado una película sobre cómo serán las cosas al día siguiente y ha quedado atrapada en ella. ¡Una auténtica película de miedo! Decirles “no te preocupes” no será de gran ayuda. ¿Qué pasa si te digo que no pienses en un elefante rosa? No puedes quitártelo de la cabeza verdad? Pues esto es igual, luchar contra los pensamientos intentando ahuyentarlos como si de moscas se trataran no servirá de mucho.
Tenemos que trasmitirles estas ideas fundamentales:
- Creemos que al preocuparnos podemos solucionarlo pero esto no es verdad. Al preocuparnos nos sentimos cada vez peor y nos aferramos al problema.
- La transitoriedad de los pensamientos. La naturaleza del pensamiento es transitoria. Un pensamiento no permanece con nosotros las veinticuatro horas del día. Así que respetemos su naturaleza, dejemos que se vaya. Lo que sucede es que nos enganchamos a él y si después de mucho esfuerzo logramos despegarnos cogeremos otro y así sucesivamente. Cuando los observamos y ponemos distancia entre ellos podemos permitir que pasen y se alejen. No somos los pensamientos, por eso podemos verlos como si de un tren se tratara.
- Detrás de la preocupación, siempre hay miedo. Reconozcamos esa emoción. Bajemos la atención al ombligo para respirarla, sintamos el miedo y soltemos después. Cuando estamos enganchados a los pensamientos en realidad huimos de nuestras emociones desagradables pero ahora ya sabemos cómo manejarlas. Que sientan. Que suelten. Y habremos logrado liberar pensamiento y emoción.
Cuando los niños conocen cómo funciona su discurso mental pueden aprender que:
- No tienen que creerse sus pensamientos. Por ejemplo, “siempre suspenderé matemáticas”, “soy torpe”, “nunca gustaré a una chica/un chico”… Eso no es cierto.
- Ellos no son sus pensamientos. Aquí como hemos visto nos desidentificamos de ellos. Ellos pueden observarlos, luego hay un nivel de conciencia distinto.
MARZO 2017
http://www.solohijos.com/web/como-ayudar-a-tu-hijo-a-que-consiga-sus-objetivos/
Los niños también se preocupan. Se preocupan y a veces mucho. No pueden escapar de la dinámica de una sociedad que está más en modo pensar que en modo sentir y perciben nuestra forma de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás. La batería de preguntas con los que les solemos recibir mientras ellos intentan deleitarse con su merienda les pone enseguida en alerta: qué has hecho, qué tienes de deberes, qué te pusieron en el examen, a ver si nos da tiempo a… Y en cuestión de segundos ya estamos todos en la rueda.
La anticipación o cómo crearnos una historia de miedo
El pasatiempo favorito de nuestra mente es sacarnos del momento presente y una de las formas que tiene es anticipar. Anticipar es alimentar ideas (la mayoría de las veces improbables y al fin y al cabo, inventadas) sobre un acontecimiento futuro. Los niños comienzan a anticipar ante un examen, una excursión, una actividad nueva y terminan sintiendo miedo y ansiedad.
La mente es una fábrica de ideas, y en este caso está fabricando preocupaciones. En poco tiempo el niño se ha formado una película sobre cómo serán las cosas al día siguiente y ha quedado atrapada en ella. ¡Una auténtica película de miedo! Decirles “no te preocupes” no será de gran ayuda. ¿Qué pasa si te digo que no pienses en un elefante rosa? No puedes quitártelo de la cabeza verdad? Pues esto es igual, luchar contra los pensamientos intentando ahuyentarlos como si de moscas se trataran no servirá de mucho.
Tenemos que trasmitirles estas ideas fundamentales:
- Creemos que al preocuparnos podemos solucionarlo pero esto no es verdad. Al preocuparnos nos sentimos cada vez peor y nos aferramos al problema.
- La transitoriedad de los pensamientos. La naturaleza del pensamiento es transitoria. Un pensamiento no permanece con nosotros las veinticuatro horas del día. Así que respetemos su naturaleza, dejemos que se vaya. Lo que sucede es que nos enganchamos a él y si después de mucho esfuerzo logramos despegarnos cogeremos otro y así sucesivamente. Cuando los observamos y ponemos distancia entre ellos podemos permitir que pasen y se alejen. No somos los pensamientos, por eso podemos verlos como si de un tren se tratara.
- Detrás de la preocupación, siempre hay miedo. Reconozcamos esa emoción. Bajemos la atención al ombligo para respirarla, sintamos el miedo y soltemos después. Cuando estamos enganchados a los pensamientos en realidad huimos de nuestras emociones desagradables pero ahora ya sabemos cómo manejarlas. Que sientan. Que suelten. Y habremos logrado liberar pensamiento y emoción.
Cuando los niños conocen cómo funciona su discurso mental pueden aprender que:
- No tienen que creerse sus pensamientos. Por ejemplo, “siempre suspenderé matemáticas”, “soy torpe”, “nunca gustaré a una chica/un chico”… Eso no es cierto.
- Ellos no son sus pensamientos. Aquí como hemos visto nos desidentificamos de ellos. Ellos pueden observarlos, luego hay un nivel de conciencia distinto.
MARZO 2017
Cómo ayudar a tu hijo a que consiga sus objetivos
15 preguntas infalibles para ayudar a tu hijo a tomar la mejor decisión.
¿Cómo no te va a obedecer si le amenazas con castigarle? ¿Qué niño se atreverá a desobedecer si cree que va a fallar, a perder el cariño de sus padres o les va a decepcionar? ¿Tiene más opciones?
¿Cada vez que quiera tomar una decisión?
Para ello, solo hay un secreto: ninguna explicación, solo preguntas.
FEBRERO
http://www.solohijos.com/web/por-que-no-debes-darle-prisa-a-tu-hijo/
¿Te imaginas una vida sin prisas? Seguramente, tú serias diferente a cómo eres hoy…
“Date prisa que se acaba”, “Corre, que vuelan”, “¿Vas a ser el último en enterarte?”…Prisas explícitas en la calle, en nuestro móvil, en el ordenador, en la televisión, en el periódico, con nuestros amigos… Vale que fuera tengamos prisas y ansiedad pero no vale en casa. Este territorio es lo único que nos permite conectar con nosotros mismos. En casa, prohibido tener prisas.
Prisas: un asunto importante para convertir en lema familiar
Haz una reunión familiar y propón a tu familia adoptar este lema para el resto del año:
“En esta casa no nos gustan las prisas y funcionamos mejor sin ellas. Nos organizamos para hacer las cosas a su tiempo y con calidad. Nosotros no decimos “DATE PRISA”; en su lugar, nosotros decimos “ORGANÍZATE MEJOR”.
Haz una reunión familiar y propón a tu familia adoptar este lema para el resto del año:
“En esta casa no nos gustan las prisas y funcionamos mejor sin ellas. Nos organizamos para hacer las cosas a su tiempo y con calidad. Nosotros no decimos “DATE PRISA”; en su lugar, nosotros decimos “ORGANÍZATE MEJOR”.
Acércate a ellos sin prisas
Busca los medios para ello. Levantarse antes, organizar mejor el horario escolar y extraescolar, dormir más, repartir tareas y delegar para equilibrar la carga de trabajo de todos, establecer prioridades… Tus prisas y tu estrés no tienen por qué vivirlos también tus hijos.
Les producen bloqueo, sensación de incompetencia e inseguridad. Y es entonces cuando incoherentemente nos enfadamos con ellos porque se bloquean, son lentos y dubitativos. Es como una serpiente que se muerde la cola porque nosotros provocamos aquello que luego queremos corregir.
Busca los medios para ello. Levantarse antes, organizar mejor el horario escolar y extraescolar, dormir más, repartir tareas y delegar para equilibrar la carga de trabajo de todos, establecer prioridades… Tus prisas y tu estrés no tienen por qué vivirlos también tus hijos.
Les producen bloqueo, sensación de incompetencia e inseguridad. Y es entonces cuando incoherentemente nos enfadamos con ellos porque se bloquean, son lentos y dubitativos. Es como una serpiente que se muerde la cola porque nosotros provocamos aquello que luego queremos corregir.
Prisas y patrones de pensamiento
Desarrollamos en en ellos unos patrones de pensamiento epidérmicos, que no se basan en la reflexión, en los detalles, en la analítica. Son patrones de improvisación, que tienen poco de deductivo o inductivo; de creativo o divergente. Son patrones que buscan excusas y culpables; no responsabilidad y soluciones.
La improvisación, la flexibilidad o actuar por instinto no tienen que ver nada con las prisas. Nuestros hijos pueden estar capacitados para actuar ante los imprevistos sin necesidad de aprender “en modo prisas”.
De hecho, para llegar a la flexibilidad cognitiva hay que “amueblar” bien la cabeza de nuestros hijos, ayudarles a planificar y prever consecuencias. Hay que darles tiempo para pensar y responder. Hay que darles tiempo para seguir su ritmo, quizás más lento que el tuyo.
Desarrollamos en en ellos unos patrones de pensamiento epidérmicos, que no se basan en la reflexión, en los detalles, en la analítica. Son patrones de improvisación, que tienen poco de deductivo o inductivo; de creativo o divergente. Son patrones que buscan excusas y culpables; no responsabilidad y soluciones.
La improvisación, la flexibilidad o actuar por instinto no tienen que ver nada con las prisas. Nuestros hijos pueden estar capacitados para actuar ante los imprevistos sin necesidad de aprender “en modo prisas”.
De hecho, para llegar a la flexibilidad cognitiva hay que “amueblar” bien la cabeza de nuestros hijos, ayudarles a planificar y prever consecuencias. Hay que darles tiempo para pensar y responder. Hay que darles tiempo para seguir su ritmo, quizás más lento que el tuyo.
¡Bienvenido al mundo de los adultos, hijo!
Tu hijo es un niño. No le enseñes los malos hábitos de los adultos. Lo bueno de la educación es que adquieran una higiene mental que le den los recursos necesarios para adentrarse con éxito en el mundo hiperexigente de los adultos, con prisas y estrés a todas horas.
No debería haber prisas para ir al colegio, para comer la merienda o ir al parque. Tampoco para volver del parque o para ir a la ducha. No debería haber prisas para ir cenar ni para acabar el cuento de la noche. Ni para ir a dormir.
Si hay prisa es que las normas no están bien asumidas, o no hay normas, o están mal definidas. O no sabemos comunicarlas con claridad. O falla la organización. O sobran actividades. O queremos que hagan más de lo que pueden. O no hay prioridades. O no tenemos claro la importancia de la lentitud y la calma en la vida de nuestros hijos, incluida la adolescencia.
Tu hijo es un niño. No le enseñes los malos hábitos de los adultos. Lo bueno de la educación es que adquieran una higiene mental que le den los recursos necesarios para adentrarse con éxito en el mundo hiperexigente de los adultos, con prisas y estrés a todas horas.
No debería haber prisas para ir al colegio, para comer la merienda o ir al parque. Tampoco para volver del parque o para ir a la ducha. No debería haber prisas para ir cenar ni para acabar el cuento de la noche. Ni para ir a dormir.
Si hay prisa es que las normas no están bien asumidas, o no hay normas, o están mal definidas. O no sabemos comunicarlas con claridad. O falla la organización. O sobran actividades. O queremos que hagan más de lo que pueden. O no hay prioridades. O no tenemos claro la importancia de la lentitud y la calma en la vida de nuestros hijos, incluida la adolescencia.
También se entrena para las prisas
Cuando haya prisas, involucra a tu hijo en la búsqueda de soluciones:
- Mírame a los ojos y escucha con atención, por favor. Te voy a decir algo que quizás no te guste. Hoy solo hay tiempo de ir al parque, no podremos jugar en casa. ¿O prefieres hacerlo al revés?
- Hoy tenemos poco tiempo. Si quieres que te cuente el cuento es necesario que luego te bañes rápido. ¿Lo has entendido? Repite lo que he dicho para saber que lo has entendido bien, por favor.
- Hoy vamos atrasados porque hemos ido al médico. No podremos ir al parque pero te puedo contar un cuento o jugar un ratito más en la bañera. ¿Qué eliges? Es importante que lo pienses antes de contestar porque es lo que vamos a hacer.
- Cada día llegamos tarde al colegio porque no estás listo; a partir de hoy ya no te voy a esperar. Hablemos y busquemos una solución conjunta, ¿Cuando quedamos para hablar?
- El martes que viene tengo una semana muy complicada. Organizaros de tal manera para que no tenga que esperaros ni un minuto a la salida del colegio, por favor. Estáis avisados y confío en vosotros.
En realidad, las prisas te pueden servir para detectar fatas de organización y para desarrollar criterio en tus hijos (te recomiendo leer Enséñale a pensar, no a obedecer).
Nuestros hijos no pueden llevar el ritmo de un adulto. No pueden llevar tu ritmo. Es su momento de preparación, de formación y aprendizaje. No olvidemos esto para minimizar el efecto negativo de las prisas que, si bien es difícil eliminarlas, sí es posible controlarlas para que sean estimulantes y no bloqueadoras.
ENERO
Cuando haya prisas, involucra a tu hijo en la búsqueda de soluciones:
- Mírame a los ojos y escucha con atención, por favor. Te voy a decir algo que quizás no te guste. Hoy solo hay tiempo de ir al parque, no podremos jugar en casa. ¿O prefieres hacerlo al revés?
- Hoy tenemos poco tiempo. Si quieres que te cuente el cuento es necesario que luego te bañes rápido. ¿Lo has entendido? Repite lo que he dicho para saber que lo has entendido bien, por favor.
- Hoy vamos atrasados porque hemos ido al médico. No podremos ir al parque pero te puedo contar un cuento o jugar un ratito más en la bañera. ¿Qué eliges? Es importante que lo pienses antes de contestar porque es lo que vamos a hacer.
- Cada día llegamos tarde al colegio porque no estás listo; a partir de hoy ya no te voy a esperar. Hablemos y busquemos una solución conjunta, ¿Cuando quedamos para hablar?
- El martes que viene tengo una semana muy complicada. Organizaros de tal manera para que no tenga que esperaros ni un minuto a la salida del colegio, por favor. Estáis avisados y confío en vosotros.
En realidad, las prisas te pueden servir para detectar fatas de organización y para desarrollar criterio en tus hijos (te recomiendo leer Enséñale a pensar, no a obedecer).
Nuestros hijos no pueden llevar el ritmo de un adulto. No pueden llevar tu ritmo. Es su momento de preparación, de formación y aprendizaje. No olvidemos esto para minimizar el efecto negativo de las prisas que, si bien es difícil eliminarlas, sí es posible controlarlas para que sean estimulantes y no bloqueadoras.
Caprichosos, materialista e interesados…
http://www.solohijos.com/web/ninos-materialistas-e-interesados-nosotros-les-hemos-hecho-asi-video/
Cuando nuestros hijos nacen sólo quieren y necesitan una única cosa: a nosotros. Especialmente a su madre, y poco después a su padre y otras personas significativas, pero en resumen lo que necesitan es cercanía, afecto, apoyo, tiempo. Pero conforme pasa el tiempo, la cantidad de cosas que creen necesitar y quieren es prácticamente infinita, e incluso el apego que tienen hacia nosotros es cada vez menor, llegando a su cota mínima en la adolescencia.
¿Cómo se produce ese cambio?, ¿qué sucede para que crezca de ese modo su necesidad materialista? (ver vídeo al final del artículo)
¿Cómo se produce ese cambio?, ¿qué sucede para que crezca de ese modo su necesidad materialista? (ver vídeo al final del artículo)
Nuestros hijos no nacen queriendo cosas, sino que nacen queriéndonos simplemente a nosotros.
Y somos precisamente nosotros quienes de manera progresiva les empujamos a ir sustituyendo esa necesidad tan pura y simple por otras muchas de corte más material. Les convertimos en seres materialistas e interesados.
No es fácil criar a los hijos hoy en día; los padres cada vez tenemos que enfrentarnos a más desafíos para lograr salir adelante con nuestros hijos. Una de las cosas que más nos falta es precisamente lo que más necesitan nuestros hijos: tiempo.
Y somos precisamente nosotros quienes de manera progresiva les empujamos a ir sustituyendo esa necesidad tan pura y simple por otras muchas de corte más material. Les convertimos en seres materialistas e interesados.
No es fácil criar a los hijos hoy en día; los padres cada vez tenemos que enfrentarnos a más desafíos para lograr salir adelante con nuestros hijos. Una de las cosas que más nos falta es precisamente lo que más necesitan nuestros hijos: tiempo.
No es fácil criar a los hijos hoy en día; los padres cada vez tenemos que enfrentarnos a más desafíos para lograr salir adelante con nuestros hijos. Una de las cosas que más nos falta es precisamente lo que más necesitan nuestros hijos: tiempo.
Nos piden brazos y les damos cosas
Es por eso que llega un momento en el que nos piden brazos y les pedimos que se conformen con cosas: les llenamos el carro y la cuna de sonajeros, móviles, doudous, cualquier cosa para que se distraigan cuando lloran pidiendo nuestra presencia.
Más tarde crecen y nos piden jugar, o nos piden un cuento, pero estamos tan ocupados que preferimos ponerles la TV o darles la tablet con una app “educativa”. Les distraemos de lo que verdaderamente quieren y necesitan, y hacemos que acaben queriendo cosas que en realidad no les hacen ninguna falta.
Ellos no querían cosas, nos querían a nosotros, pero poco a poco van haciendo esa sustitución. ¿Cuántas veces sólo querían nuestro tiempo o atención y les hemos dado otra cosa sólo para lograr distraerles?
Es por eso que llega un momento en el que nos piden brazos y les pedimos que se conformen con cosas: les llenamos el carro y la cuna de sonajeros, móviles, doudous, cualquier cosa para que se distraigan cuando lloran pidiendo nuestra presencia.
Más tarde crecen y nos piden jugar, o nos piden un cuento, pero estamos tan ocupados que preferimos ponerles la TV o darles la tablet con una app “educativa”. Les distraemos de lo que verdaderamente quieren y necesitan, y hacemos que acaben queriendo cosas que en realidad no les hacen ninguna falta.
Ellos no querían cosas, nos querían a nosotros, pero poco a poco van haciendo esa sustitución. ¿Cuántas veces sólo querían nuestro tiempo o atención y les hemos dado otra cosa sólo para lograr distraerles?
“Mira cuánto te quiere el abuelo que te ha comprado este osito…”
Todo esto no es enteramente nuestra culpa, no podemos alejarnos por completo del contexto en el que vivimos y la sociedad que nos ha educado. A nosotros nos han hecho así, y nosotros les hacemos del mismo modo casi sin pensarlo. Y nuestro entorno actúa del mismo modo.
Por ejemplo, también les hacemos materialistas e interesados cuando les enseñamos a cambiar afecto por objetos: “dame un besito y te doy esto”, “mira cuanto te quiere el abuelo que te ha comprado este osito”. ¿Qué mensaje implícito le estamos trasladando con esto?
Todo esto no es enteramente nuestra culpa, no podemos alejarnos por completo del contexto en el que vivimos y la sociedad que nos ha educado. A nosotros nos han hecho así, y nosotros les hacemos del mismo modo casi sin pensarlo. Y nuestro entorno actúa del mismo modo.
Por ejemplo, también les hacemos materialistas e interesados cuando les enseñamos a cambiar afecto por objetos: “dame un besito y te doy esto”, “mira cuanto te quiere el abuelo que te ha comprado este osito”. ¿Qué mensaje implícito le estamos trasladando con esto?
El afecto se gana, no se compra.
Y se gana con tiempo y esfuerzo. Si queremos que la relación con nuestros hijos (o de éstos con sus abuelos, tíos o familiares) se base en un intercambio de afecto por cosas, en verdad el afecto nunca estará presente: sólo habrá interés por conseguir esas cosas. Y cuando estas desaparezcan, el afecto (que nunca estuvo) también lo hará.
Si queremos que nuestros hijos sean más afectuosos, comunicativos, que compartan tiempo con nosotros, que no sean tan materialistas, quizá deberíamos invertir menos esfuerzos durante sus primeros meses y años de vida en hacer que ellos fueran así.
Porque todo lo que vivimos en esos primeros meses y años crea una huella, un aprendizaje, que aunque no lo procesemos de un modo consciente, acaba teniendo su impacto en la edad adulta.
No les enseñemos a ser materialistas e interesados.
Alberto Soler Sarrió
Psicólogo
DICIEMBRE
Y se gana con tiempo y esfuerzo. Si queremos que la relación con nuestros hijos (o de éstos con sus abuelos, tíos o familiares) se base en un intercambio de afecto por cosas, en verdad el afecto nunca estará presente: sólo habrá interés por conseguir esas cosas. Y cuando estas desaparezcan, el afecto (que nunca estuvo) también lo hará.
Si queremos que nuestros hijos sean más afectuosos, comunicativos, que compartan tiempo con nosotros, que no sean tan materialistas, quizá deberíamos invertir menos esfuerzos durante sus primeros meses y años de vida en hacer que ellos fueran así.
Porque todo lo que vivimos en esos primeros meses y años crea una huella, un aprendizaje, que aunque no lo procesemos de un modo consciente, acaba teniendo su impacto en la edad adulta.
No les enseñemos a ser materialistas e interesados.
No les enseñemos a ser materialistas e interesados.
Alberto Soler Sarrió
Psicólogo
Psicólogo
DICIEMBRE
JUGUETES Y SUEÑOS, LA EMBRIAGUEZ DE LA NAVIDAD | EDUCACIÓN POSITIVA
http://www.padresayudandoapadres.com/juguetes-y-suenos-la-embriaguez-de-la-navidad-educacion-positiva/
¿NOS VENDEN LOS SUEÑOS DE NUESTROS HIJOS? NAVIDAD.
Aturdidos por la rapidez del tiempo, inmersos en tantas responsabilidades, bien organizadas en eficientes horarios, llegamos de nuevo a la Navidad.
¿Cuál es el significado de la Navidad para la infancia? En una época el año, en la que los más pequeños sienten la seguridad, de que algunos de sus sueños, se harán realidad, en forma de regalo, seguramente en eso podríamos estar la mayoría de acuerdo.
El asunto, sobre el que a lo mejor, no hayamos hecho nada al respecto, es sobre cómo influenciamos los adultos en sus “sueños”. Desde finales del mes de Octubre, tras la luna de miel, del inicio del curso escolar, comienzan a incorporarse de forma tímida en los intermedios de sus dibujos animados, los primeros anuncios de publicidad enfocados para la campaña de Navidad.
Así progresivamente, hasta la noche mágica del 5 de Enero, la televisión directamente le ha sugerido a nuestros hijos en lo que pueden soñar.
Según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), el pasado ejercicio económico, se cerró con unas ventas en este sector, de hasta más de 1.000 millones de euros, en el territorio español. Lo que evidencia, lo caro que cuestan los sueños de nuestros hijos. Pero, ¿responden realmente a sus necesidades estos regalos?, espero que esta experiencia te sirva de reflexión.
Durante los meses de Verano, le puse a mis hijos durante algunas tardes, capítulos sueltos de una serie de dibujos animados de los años 80. Era “Dragones y Mazmorras”, con unos efectos visuales propios de su década, nada tenía que hacer para competir con los dibujos actuales, emitidos por nuestros canales públicos de Televisión. Sin embargo, al tercer capítulo, ambos niños ya se habían identificado con un personaje, y querían que se lo comprase para jugar con ellos.
Desde entonces, redescubrí lo sugestionables que son los niños a través de los contenidos visuales que les permitimos ver, por ello, desde Septiembre a Enero, desconectamos la antena de televisión de casa, no dejando entrar por nuestra puerta, los anuncios, o mejor dicho “sus anuncios”, pues van dirigidos a nuestros hijos. De esta forma, quizás me lleve la sorpresa al escuchar con lo que sueñan jugar, y nada tendrá que ver con el producto estrella que una multinacional quiera lanzar al mercado estas Navidades.
Hace tres años, este sector gastó en publicidad televisiva, cerca de 29.396.389 millones de euros, según datos publicados en la web de la A.E.F.J. (según datos elaborados por Eqúmedia). Ahora bien, intentemos darnos cuenta de los miles de anuncios que ven durante cada mes nuestros hijos, y como los condicionan. Sí pasarán el mismo tiempo que ven la tele, jugando en el monte o la playa, muchos soñarían con un telescopio con el que ver las estrellas, o una nave espacial con la que llegar al Sol.
Escribió una vez Piaget:
El segundo objetivo de la educación es formar mentes que puede ser críticas, que puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece. El gran peligro de hoy son los lemas, opiniones colectivas, las tendencias ya hechas de pensamiento. Tenemos que ser capaces de oponernos de forma individual, para criticar, para distinguir entre lo que está bien y lo de lo que no.
Eliezer Marrero Correa http://emociones.eu/
NOVIEMBRE
http://www.solohijos.com/web/como-ensenarles-inteligencia-emocional-desde-pequenos/
http://www.padresayudandoapadres.com/juguetes-y-suenos-la-embriaguez-de-la-navidad-educacion-positiva/
¿NOS VENDEN LOS SUEÑOS DE NUESTROS HIJOS? NAVIDAD.
Aturdidos por la rapidez del tiempo, inmersos en tantas responsabilidades, bien organizadas en eficientes horarios, llegamos de nuevo a la Navidad.
¿Cuál es el significado de la Navidad para la infancia? En una época el año, en la que los más pequeños sienten la seguridad, de que algunos de sus sueños, se harán realidad, en forma de regalo, seguramente en eso podríamos estar la mayoría de acuerdo.
El asunto, sobre el que a lo mejor, no hayamos hecho nada al respecto, es sobre cómo influenciamos los adultos en sus “sueños”. Desde finales del mes de Octubre, tras la luna de miel, del inicio del curso escolar, comienzan a incorporarse de forma tímida en los intermedios de sus dibujos animados, los primeros anuncios de publicidad enfocados para la campaña de Navidad.
Así progresivamente, hasta la noche mágica del 5 de Enero, la televisión directamente le ha sugerido a nuestros hijos en lo que pueden soñar.
Según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), el pasado ejercicio económico, se cerró con unas ventas en este sector, de hasta más de 1.000 millones de euros, en el territorio español. Lo que evidencia, lo caro que cuestan los sueños de nuestros hijos. Pero, ¿responden realmente a sus necesidades estos regalos?, espero que esta experiencia te sirva de reflexión.
Durante los meses de Verano, le puse a mis hijos durante algunas tardes, capítulos sueltos de una serie de dibujos animados de los años 80. Era “Dragones y Mazmorras”, con unos efectos visuales propios de su década, nada tenía que hacer para competir con los dibujos actuales, emitidos por nuestros canales públicos de Televisión. Sin embargo, al tercer capítulo, ambos niños ya se habían identificado con un personaje, y querían que se lo comprase para jugar con ellos.
Desde entonces, redescubrí lo sugestionables que son los niños a través de los contenidos visuales que les permitimos ver, por ello, desde Septiembre a Enero, desconectamos la antena de televisión de casa, no dejando entrar por nuestra puerta, los anuncios, o mejor dicho “sus anuncios”, pues van dirigidos a nuestros hijos. De esta forma, quizás me lleve la sorpresa al escuchar con lo que sueñan jugar, y nada tendrá que ver con el producto estrella que una multinacional quiera lanzar al mercado estas Navidades.
Hace tres años, este sector gastó en publicidad televisiva, cerca de 29.396.389 millones de euros, según datos publicados en la web de la A.E.F.J. (según datos elaborados por Eqúmedia). Ahora bien, intentemos darnos cuenta de los miles de anuncios que ven durante cada mes nuestros hijos, y como los condicionan. Sí pasarán el mismo tiempo que ven la tele, jugando en el monte o la playa, muchos soñarían con un telescopio con el que ver las estrellas, o una nave espacial con la que llegar al Sol.
Escribió una vez Piaget:
El segundo objetivo de la educación es formar mentes que puede ser críticas, que puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece. El gran peligro de hoy son los lemas, opiniones colectivas, las tendencias ya hechas de pensamiento. Tenemos que ser capaces de oponernos de forma individual, para criticar, para distinguir entre lo que está bien y lo de lo que no.
Eliezer Marrero Correa http://emociones.eu/
NOVIEMBRE
http://www.solohijos.com/web/como-ensenarles-inteligencia-emocional-desde-pequenos/
Cómo enseñarles inteligencia emocional desde pequeños
La regulación afectiva está profundamente ligada a su base cognitiva, la denominada capacidad reflexiva. Se trata de la capacidad de pensar en los estados emocionales y mentales propios y ajenos. Las relaciones tempranas de apego suponen el escenario en el que se desarrolla dicha capacidad.
¡Socorro! ¡Estoy sufriendo y no sé cómo decírtelo!
¡No me digas que “eso es una tontería” porque para mí no lo es!
Los mejores padres: ¡los imperfectos!
OCTUBRE 2016
OCTUBRE 2016
http://www.solohijos.com/web/ensenale-a-pensar-no-a-obedecer/
Enséñale a pensar, no a obedecer
A estas alturas ya sabemos todos nosotros que nuestros hijos no aprenden cuando queremos que aprendan ni aprenden lo que queremos que aprendan. El aprendizaje ocurre cuando se trasforman sus estructuras cognitivas.
¿Problemas? ¡Bienvenidos sean!
¿Quieres corregir para un momento o para toda la vida?
OCTUBRE 2015 http://www.educapeques.com/escuela-de-padres/educar-optimismo.html
Educar para el optimismo es una garantía para nuestros niños y niñas
El optimismo es una manera o tendencia de ver las cosas de un modo positivo o favorable. El optimismo implica más que una tendencia, se convierte en una actitud que determina nuestro modo de pensar y por tanto nuestro sentir, influyendo en nuestra conducta y contribuyendo a nuestro bienestar. Una forma de ser optimista tiene más ventajas y es una garantía para la felicidad y para el bienestar.
¿Podemos educar a los niños y niñas para el optimismo?
¿El optimismo es una tendencia innata o es una tendencia aprendida? Nadie nace optimista o pesimista, puede existir una predisposición genética, pero está es determinada por el aprendizaje que tiene lugar en la infancia.
Educar para el optimismo es posible y es necesario, ya que una actitud positiva será la clave para que nuestros pequeños se enfrenten a la adversidad y sean capaces de tolerar la frustración y seguir adelante en los malos momentos, así como no caer en pensamientos negativos sobre su persona.
¿Por qué es importante educarles para el optimismo?
Educar para el optimismo es fundamental hoy en día. A menudo nos preocupamos por darles lo mejor y entramos en una carrera constante y continua donde los pequeños deberán ir superando retos de diverso índole. Pero a menudo, también nos olvidamos de dotarles de recursos necesarios para afrontar las dificultades, para sacar fuerzas que les permitan enfrentarse a la adversidad, para perseguir sus sueños y no rendirse ante las dificultades y la base de todo esto es una actitud optimista. En la vida no podemos protegerles de todo y tampoco podemos evitarles todos los problemas, es por ello que dotarles de una actitud que les permita enfrentarse a esto es algo que no podemos olvidar.
¿Qué conseguimos al educarles para el optimismo?
Son muchos los beneficios al educarles para el optimismo, veamos algunos:
- Una actitud optimista favorece los pensamientos positivos.
- Los pensamientos positivos y las creencias positivas aportan más posibilidades de acción.
- Permiten la búsqueda y la solución de problemas.
- Se alejan de una visión negativa sobre la propia persona.
- El optimismo, por lo tanto contribuye a una sana autoestima.
- El optimismo es clave para lograr las propias metas.
- El optimismo permite desarrollar al máximo las capacidades.
- Aporta la fuerza para enfrentarse a las adversidades.
- Educar en el optimismo es la clave de su bienestar.
Consejos para educarles en el optimismo
- Emplea el sentido del humor, acompáñate de la risa, de las bromas y disfruta de tu labor.
- Aprende a identificar tus pensamientos y diferenciar los negativos de los positivos y enséñales a ellos como pueden hacerlo también.
- Cuestiónate los pensamientos negativos y cámbialos por positivos y muéstrales a ellos como hacerlo.
- Enséñales a valorar lo verdaderamente importante, en ocasiones nuestros pensamientos nos llevan a cosas sin importancia que nos preocupan en exceso.
- Ayúdate de la música como recurso para crear estados de ánimo positivos.
- No reprimas los sentimientos negativos, permite que lloren, que se enfaden y deja que saquen esas emociones, pero ayúdales a dejar pasar los pensamientos negativos. Recuerda que no es lo mismo pensamientos que emociones. Las emociones negativas son naturales y necesarias, tienen una función, pero los pensamientos negativos pueden ser destructivos.
- Enséñales técnicas de relajación, que les ayuden a gestionar sus pensamientos negativos.
- Sírvete de cuentos, lecturas, programas de TV, para explicarles a través de otros personajes la importancia del optimismo y los pensamientos positivos.
NOVIEMBRE 2015
http://www.solohijos.com/web/sabes-como-hablar-a-tu-hijo-para-hacerle-sentir-responsable-de-su-aprendizaje/
DICIEMBRE 2015
http://www.solohijos.com/web/habia-una-vez-unos-reyes-magos-que-no-traian-regalos-sino-valores/Había una vez unos Reyes Magos que no traían regalos sino valores…
MARZO 2016
/3.bp.blogspot.com/-t64qnAdt9PY/Vs8A6cP6k2I/AAAAAAAAFC4/41ujJdo60M0/s1600/%25C2%25BFQue%25CC%2581%2Bles%2Bdecimos%2Ba%2Bnuestros%2Bhijos%253F-9.jpg
Como sabes, soy un apasionado de las redes sociales. me parecen un espacio fantástico para comunicar ideas, proyectos, experiencias, etc. Además me permiten estar en contacto e interactuar con mis seguidores (tanto los que siguen mis proyectos como aquellos que leen mis libros y escritos). Últimamente estoy compartiendo en Facebook y Twitter algunas frases acompañadas de imágenes con el objetivo de reflexionar y "hacer reflexionar" a todos aquellos que son padres y madres. Hoy quiero compartirlas contigo.
Como destaca Robin Sharma "El valor de una gran cita radica en el hecho de que condensa un mundo de sabiduría en una o dos líneas".Sabiduría que tal vez el autor tardó muchos años en alcanzar. También señala José Antonio Marina que "Da la impresión de que la palabra tiene unos poderes mágicos: cura, cambia el estado de ánimo, produce efectos físicos y, por supuesto, mentales". Como también creo en el poder transformador de la palabra espero que estas sencillas y humildes citas que comparto contigo te ayuden a reflexionar y a introducir algunos cambios en la educación de tus hijos.
Te animo a que tú también compartas las frases y las hagas llegar al mayor número de madres y padres a través de tus redes sociales. Seguro que nos enriquecemos todos:
1. "No importa como esté tu agenda: debes dedicar tiempo a jugar con tus hijos"
Óscar González
2. "Aprender es descubrir lo que ya sabes. Hacer es demostrar lo que ya sabes.
Enseñar es recordar a los demás que lo saben tan bien como tú.
Todos somos aprendices, hacedores, maestros"
Richard Bach
3. "Deja que tu hijo juegue, salte, se ensucie de barro, etc.
Ser padres no es una carrera por hacer que actúen como adultos,
ya lo harán a su debido tiempo"
Óscar González
4. "Todo niño debería saber que es bueno para algo
(se lo hemos de reconocer y valorar)"
Óscar González
5. "SIN sentido del HUMOR la EDUCACIÓN
no tiene SENTIDO"
Óscar González
6. "No intentéis ser unos padres perfectos.
¡Ya sois lo suficientemente buenos"
Óscar González
7. "Es imprescindible hacer que nuestros
hijos se sientan útiles"
Óscar González
8. "Nuestros hijos necesitan límites
pero no limitaciones"
Óscar González
9. "La infancia de vuestros hijos pasa con mucha rapidez.
Vivid el presente, apreciad y disfrutad esos momentos especiales.
Dejaos sorprender... Disfrutad de este maravilloso viaje que es educar"
Óscar González
¿Con cuál de ellas te quedas? Si quieres puedes compartir las tuyas en los comentarios... Muchas gracias de antemano.
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ABRIL 2016
Los beneficios de la relación padres y escuela
MAYO 2016
https://www.aciprensa.com/Familia/fuerzavol.htm
Una de las grandes carencias de los alumnos de hoy es la fuerza de voluntad, la energía interior para afrontar las dificultades, retos y esfuerzos que la vida plantea continuamente.
Desarrollar la capacidad de autodominio de los alumnos se ha convertido en un objetivo de primordial importancia, de modo que sean capaces de esforzarse para conseguir lo bueno, aunque cueste y la recompensa no se alcance enseguida.
El desarrollo de la fortaleza apoya el de todas las demás virtudes: no hay virtud moral sin el esfuerzo por adquirirla. En un ambiente social como el actual, donde el influjo familiar es cada vez más reducido, el único modo para que los jóvenes sean capaces de vivir con dignidad es llenarles de fuerza interior. La capacidad de esfuerzo está muy relacionada con la madurez y la responsabilidad.
Exigir también cuesta
La capacidad de exigencia amable de los padres y profesores va a marcar, en buena medida, el desarrollo de la capacidad de trabajo y esfuerzo, y de sus virtudes relacionadas (constancia, perseverancia, paciencia, etc.). Exigir también cuesta esfuerzo. Parece que todo va a ser más rápido y menos conflictivo si los educadores cargan con los esfuerzos, renuncias y sacrificios; pero sin ese esfuerzo no va creciendo la persona.
Entre los siete y los doce años transcurre el período sensitivo de estas virtudes: es cuando se aprenden con mayor arraigo y naturalidad. Si los alumnos se ven privados de los esfuerzos, los retos y las exigencias, llegará la adolescencia, con su crisis de madurez y no estarán dotados de energía interior para superar las dificultades. Nos encontraremos con que o no se dejan exigir, o - aunque entiendan lo que les decimos y deseasen actuar así - no tienen la fuerza y el entrenamiento necesario para conseguir las metas que se proponen.
Algunas veces, los padres pretenden evitar a sus hijos, con un cariño mal entendido, los esfuerzos y dificultades que ellos tuvieron que superar en su juventud: los protegen y sustituyen, llevándoles a una vida cómoda, donde no hay proporción entre el esfuerzo realizado y los bienes que se disfrutan. No se dan cuenta de que más que proteger a los hijos para que no sufran, se trata de acompañarles y ayudarles para que aprendan a superar el sufrimiento.
Autoconsciencia y voluntad
Para que un hábito bueno se convierta en virtud es necesario que haya autoconsciencia (entender qué y por qué se hace) y voluntariedad (querer hacerlo). Por eso es tan importante en la educación de las virtudes humanas, ayudarles a entender el esfuerzo que van a realizar como algo necesario y conveniente, y motivar y estimular sus deseos de esforzarse.
Educar la fortaleza supone poner los medios para que los alumnos sean capaces de emprender acciones que lleven consigo un esfuerzo prolongado, para lo que hace falta tanto salud física como fuerza interior. Esta es la razón por la que la práctica deportiva frecuente es un medio muy adecuado para promover la fortaleza en la práctica deportiva, han de superar la fatiga y el cansancio, llegar hasta el final con perseverancia, superar adversidades, etc.
Existen muchas oportunidades en la vida cotidiana de la familia y del aula para que los niños se ejerciten en resistir un impulso, soportar un dolor o molestia, superar un disgusto, dominar la fatiga o el cansancio, como - por ejemplo - acabar las tareas encomendadas en el colegio o cumplir el tiempo de estudio previsto antes de ponerse a jugar, cumplir su encargo con constancia, etc.
Hemos de valorar positivamente y reconocer su interés y sus esfuerzos, como "aguantar la sed" en una excursión o viaje, comer de (casi) todo o no comer entre horas, terminar bien un trabajo, dejar la ropa preparada por la noche,... De este modo fomentamos la motivación interna: la satisfacción de la obra bien hecha, la alegría del deber cumplido.
El ejemplo
Como siempre, el ejemplo de los educadores es crucial: aprenderán mucho observando la alegría en los sacrificios de sus padres y profesores. Quejarse del trabajo o de los esfuerzos que es preciso realizar contribuye a crear un ambiente familiar contrario a la fortaleza: hay que esforzarse porque no hay más remedio, porque la vida te obliga.
Es importante insistir a los padres en la importancia de la reciedumbre, o capacidad de realizar esfuerzos sin quejarse.
Sin miedo al fracaso
Junto a la reciedumbre, la valentía. Tener decisión y empuje, de modo que los "miedos" infundados no atenacen la personalidad y sean capaces de "dar la cara" cuando sea necesario sin acobardarse por el "que dirán" o por vergüenzas tontas.
Con audacia, sin miedo al fracaso - que para una persona fuerte no es más que una experiencia de la que puede aprender- ni a los riesgos. No se trata de empujar a los alumnos a la temeridad, sino de ayudarles a no ser cobardes ni tener miedo al ridículo. Sólo así serán capaces de comprometerse en empresas valiosas.
Con serenidad y equilibrio interior, de modo que no se desmoronen ante la contrariedad o los pequeños contratiempos e imprevistos. Con elegancia ante el éxito o el fracaso, sin perder la calma si las cosas salen mal. La paciencia tiene mucho que ver con la paz interior, con la serenidad, con la seguridad. Para educar en la paciencia hace falta un ambiente de seguridad afectiva y una exigencia serena. Si la exigencia es caprichosa, produce inseguridad. Necesitan aprender a esperar, a dar a cada cosa su tiempo.
En definitiva, la fortaleza dota a la persona de señorío sobre sí mismo, de autodominio (vencerse a sí mismo es la batalla más importante de la vida).
Posibles planes de acción educativa relacionados con la fortaleza:
- Enseñarle a no quejarse. o Hacer pequeños sacrificios para la buena marcha de la casa o de la clase. o Exigirle acabar lo que comienza. o Aguantar la sed en una excursión o el calor del verano,
- el cansancio, sin irlo pregonando cada dos minutos. o Superar, si aún perviven, los miedos infantiles de quedarse solo, o a oscuras, la vergüenza para hablar, o para reconocer la propia culpa, o el sentido del ridículo. o Tener paciencia cuando no le salen las cosas como él quería, o si sufre cualquier contratiempo (por ejemplo, no quejarse y patalear si se pierde en un juego). o Adoptar posturas correctas en clase y en casa, no tumbarse. o Procurar comer todo y terminar toda la comida. o Hacer los deberes antes de ponerse a jugar. o Levantarse a una hora fija y cumplir un horario. o Hacer bien los trabajos y tareas. o Cumplir su encargo en el momento previsto para ello aunque no tenga ganas. o Participar en un equipo deportivo. o Marcarse pequeñas metas y cumplirlas
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