Escuela de Padres

             Curso 2016/2017 Octubre


Desde el Primer Nivel de Educación Primaria queremos presentaros una escuela de aprendizaje on-line donde compartir con todos ustedes  artículos de interés, noticias relacionadas con la educación, consejos sobre el proceso enseñanza aprendizaje de sus hijos/as, actividades para mejorar la atención/lectura,...con la finalidad de implicar directamente a las familias con la escuela (más todavía si cabe y es posible).

La metodología y funcionamiento de esta escuela será compartir con ustedes un artículo al mes (aproximadamente) y comentarlos en las tutorías individuales que mantengamos para que exista un feedback y respuesta por ambas partes. Esperamos que sea de gran utilidad y les resulte de interés.

MAYO

http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/2017/04/18/como-ensenar-a-los-hijos-a-ser-responsables/
Cómo enseñar a los hijos a ser responsables
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CARLOS PAJUELO | 18-04-2017 | 17:33
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Para ser responsable alguien te tiene que enseñar a ser responsable.
¿Tú quieres educar a tus hijos e hijas para que sean responsables? Qué pregunta más absurda, ¿verdad? Pues claro que todas las madres y padres quieren que sus hijos sean responsables, muy responsables y, además, prontito.
Conozco a muchos padres y madres desesperados que dicen, a modo de súplica: “¡cuando va a madurar esta criatura!”, como si esto de madurar, hacerse responsable, fuera una cuestión del azar. Pues no, la responsabilidad tiene mucho que ver tanto con la personalidad de nuestros hijos (y por lo tanto con los genes que heredan), como con las pautas educativas con las que enseñamos en nuestra casa a ser responsables.
¿Quieres hijos responsables?
1º.- No olvides que los padres no construimos hijos, lo que hacemos es dar a nuestros hijos herramientas para que se vayan construyendo. Así que céntrate en ofrecerle estas herramientas durante el tiempo en el que estamos educándolos. A esto de ofrecer herramientas es a lo que llamamos educar, y se hace todos los días durante muchos años.
2.- Para aprender a ser responsables hay que tener responsabilidades de las que ocuparse. Responsabilidades acordes a la edad de cada hijo. Pero no te creas que, con decir “Tú pones la mesa”, o “tú recoges tus juguetes”, o “Tú te lavas los dientes”, etc. es suficiente.  No, así no funciona, tú tienes que establecer esa responsabilidad, y enseñar a tu hijo o hija cómo se hace: le acompañas al principio, y cada vez le vas dejando que lo haga lo más autónomamente posible. Y las responsabilidades se practican siete días a la semana.
3.- Los padres somos modelo de comportamiento para nuestros hijos. Enseña cómo tú ejerces tu responsabilidad, y no lo utilices como arma arrojadiza, tipo: “Yo todos los días voy a trabajar y sin embargo tú…”. Se supone que responsabilizarse de lo que uno tiene que hacer es algo que nos debe de llenar de satisfacción, así que ten cuidado con decir que estás harta o harto de cumplir con tus responsabilidades, porque si los hijos las perciben como un castigo o una incomodidad, huirán de ellas. Enseña a tus hijos que tener responsabilidades no es un castigo, ni una ayuda. Es más sencillo: “en esta casa nos repartimos las tareas”.
4.-  Si hay responsabilidades, tiene que haber necesariamente consecuencias cuando alguien no asuma sus responsabilidades. Por ejemplo, si le dices a tu hijo que tiene que recoger sus juguetes y no los recoge, déjale claro que juguete que esté en el suelo significa que no lo quiere, por lo que “guarda” ese juguete durante unas semanas. Y si llora cuando pregunte por su juguete, contesta con tranquilidad: “quedamos en que recoger los juguetes es tu responsabilidad, si no los recoges es porque no quieres ese juguete”. Pero tiene que tener una consecuencia, si recoges tú sus juguetes, lo único que va a pasar es que te va a doler la espalda de tanto agacharte, y la cabeza de tanto comerte el tarro.
5.- Aprender a tomar decisiones es una buena manera de aprender a responsabilizarse. Ofrecerle, siempre que puedas, la posibilidad de que elija entre dos opciones. Esto le ayudará a tomar una decisión y a asumir lo que ha decidido. Por ejemplo: Fruta o yogur; el pantalón rojo o el verde; un juguete u otro, etc. Y si dice fruta, le das la fruta que es lo que él ha elegido, y si a mitad de la fruta dice que no, que lo que quiere es yogur, le recuerdas que él decidió la fruta, o el pantalón rojo, o tal juguete.
6.- Si quieres hijos responsables, tienes que darles autonomía. Si no les das autonomía tú siempre estarás decidiendo por ellos y, por lo tanto, tú asumirás sus responsabilidades. Y luego te quejarás.
Os recuerdo que los niños, los adolescentes, no están terminados de hacer y dan mucha lata y hay que estar pendientes de ellos por esa razón tienen madres y padres que se ocupan de ir educando.
No tengas prisa. Lo que tienes que tener es constancia.





ABRIL

http://infosal.es/pensamiento-positivo/

CÓMO (Y POR QUÉ) ENSEÑAR A PENSAR EN POSITIVO


Los niños también se preocupan. Se preocupan y a veces mucho. No pueden escapar de la dinámica de una sociedad que está más en modo pensar que en modo sentir y perciben nuestra forma de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás. La batería de preguntas con los que les solemos recibir mientras ellos intentan deleitarse con su merienda les pone enseguida en alerta: qué has hecho, qué tienes de deberes, qué te pusieron en el examen, a ver si nos da tiempo a… Y en cuestión de segundos ya estamos todos en la rueda.
La anticipación o cómo crearnos una historia de miedo
El pasatiempo favorito de nuestra mente es sacarnos del momento presente y una de las formas que tiene es anticipar. Anticipar es alimentar ideas (la mayoría de las veces improbables y al fin y al cabo, inventadas) sobre un acontecimiento futuro. Los niños comienzan a anticipar ante un examen, una excursión, una actividad nueva y terminan sintiendo miedo y ansiedad.
La mente es una fábrica de ideas, y en este caso está fabricando preocupaciones. En poco tiempo el niño se ha formado una película sobre cómo serán las cosas al día siguiente y ha quedado atrapada en ella. ¡Una auténtica película de miedo! Decirles “no te preocupes” no será de gran ayuda. ¿Qué pasa si te digo que no pienses en un elefante rosa? No puedes quitártelo de la cabeza verdad? Pues esto es igual, luchar contra los pensamientos intentando ahuyentarlos como si de moscas se trataran no servirá de mucho. 
Tenemos que trasmitirles estas ideas fundamentales:
  • Creemos que al preocuparnos podemos solucionarlo pero esto no es verdad. Al preocuparnos nos sentimos cada vez peor y nos aferramos al problema.
  • La transitoriedad de los pensamientos. La naturaleza del pensamiento es transitoria. Un pensamiento no permanece con nosotros las veinticuatro horas del día. Así que respetemos su naturaleza, dejemos que se vaya. Lo que sucede es que nos enganchamos a él y si después de mucho esfuerzo logramos despegarnos cogeremos otro y así sucesivamente. Cuando los observamos y ponemos distancia entre ellos podemos permitir que pasen y se alejen. No somos los pensamientos, por eso podemos verlos como si de un tren se tratara.
  • Detrás de la preocupación, siempre hay miedo. Reconozcamos esa emoción. Bajemos la atención al ombligo para respirarla, sintamos el miedo y soltemos después. Cuando estamos enganchados a los pensamientos en realidad huimos de nuestras emociones desagradables pero ahora ya sabemos cómo manejarlas. Que sientan. Que suelten. Y habremos logrado liberar pensamiento y emoción.
Cuando los niños conocen cómo funciona su discurso mental pueden aprender que:
  • No tienen que creerse sus pensamientos. Por ejemplo, “siempre suspenderé matemáticas”, “soy torpe”, “nunca gustaré a una chica/un chico”… Eso no es cierto.

  • Ellos no son sus pensamientos. Aquí como hemos visto nos desidentificamos de ellos. Ellos pueden observarlos, luego hay un nivel de conciencia distinto.




MARZO 2017
http://www.solohijos.com/web/como-ayudar-a-tu-hijo-a-que-consiga-sus-objetivos/

Cómo ayudar a tu hijo a que consiga sus objetivos



15 preguntas infalibles para ayudar a tu hijo a tomar la mejor decisión.

¿Cómo no te va a obedecer si le amenazas con castigarle? ¿Qué niño se atreverá a desobedecer si cree que va a fallar, a perder el cariño de sus padres o les va a decepcionar? ¿Tiene más opciones?

Para que tu hijo ejerza su libertad con las máximas garantía de éxito lo que debes hacer no es evitarle que cometa errores, ni siquiera avisarle de lo que puede ocurrir, sino hacerle preguntaspara que defina objetivos, se trace un plan y prevea resultados.

¿Cada vez que quiera tomar una decisión?

¡Sí! ¡Cada vez!
Aunque a ti te parezca insustancial esa pequeña toma de decisión, el entrenamiento le reporta un aprendizaje que podrá generalizar en situaciones de mayor complejidad y responsabilidad.
De esta manera, sopesando alternativas y asumiendo consecuencias, tu hijo desarrollará unpensamiento autocrítico. Dejará de buscar excusas en los demás y aceptará su parte deresponsabilidad en los éxitos y en los fracasos, aprendiendo a superar frustraciones.

Para ello, solo hay un secreto: ninguna explicación, solo preguntas.


Como-ayudar-a-tu-hijo-a-que-consiga-sus-objetivos1

FEBRERO

http://www.solohijos.com/web/por-que-no-debes-darle-prisa-a-tu-hijo/

¿Te imaginas una vida sin prisas? Seguramente, tú serias diferente a cómo eres hoy…

“Date prisa que se acaba”, “Corre, que vuelan”, “¿Vas a ser el último en enterarte?”…Prisas explícitas en la calle, en nuestro móvil, en el ordenador, en la televisión, en el periódico, con nuestros amigos… Vale que fuera tengamos prisas y ansiedad pero no vale en casa. Este territorio es lo único que nos permite conectar con nosotros mismos. En casa, prohibido tener prisas.

Prisas: un asunto importante para convertir en lema familiar


Haz una reunión familiar y propón a tu familia adoptar este lema para el resto del año:
“En esta casa no nos gustan las prisas y funcionamos mejor sin ellas. Nos organizamos para hacer las cosas a su tiempo y con calidad. Nosotros no decimos “DATE PRISA”; en su lugar, nosotros decimos “ORGANÍZATE MEJOR”.

Acércate a ellos sin prisas


Busca los medios para ello. Levantarse antes, organizar mejor el horario escolar y extraescolar, dormir más, repartir tareas y delegar para equilibrar la carga de trabajo de todos, establecer prioridades… Tus prisas y tu estrés no tienen por qué vivirlos también tus hijos.
Les producen bloqueo, sensación de incompetencia e inseguridad. Y es entonces cuando incoherentemente nos enfadamos con ellos porque se bloquean, son lentos y dubitativos. Es como una serpiente que se muerde la cola porque nosotros provocamos aquello que luego queremos corregir.

Prisas y patrones de pensamiento


Desarrollamos en en ellos unos patrones de pensamiento epidérmicos, que no se basan en la reflexión, en los detalles, en la analítica. Son patrones de improvisación, que tienen poco de deductivo o inductivo;  de creativo o divergente. Son patrones que buscan excusas y culpables; no responsabilidad y soluciones.
La improvisación, la flexibilidad o actuar por instinto no tienen que ver nada con las prisas. Nuestros hijos pueden estar capacitados para actuar ante los imprevistos sin necesidad de aprender “en modo prisas”.
De hecho, para llegar a la flexibilidad cognitiva hay que “amueblar” bien la cabeza de nuestros hijos, ayudarles a planificar y prever consecuencias. Hay que darles tiempo para pensar y responder. Hay que darles tiempo para seguir su ritmo, quizás más lento que el tuyo.

¡Bienvenido al mundo de los adultos, hijo!


Tu hijo es un niño. No le enseñes los malos hábitos de los adultos. Lo bueno de la educación es que adquieran una higiene mental que le den los recursos necesarios para adentrarse con éxito en el mundo hiperexigente de los adultos, con prisas y estrés a todas horas.
No debería haber prisas para ir al colegio, para comer la merienda o ir al parque. Tampoco para volver del parque o para ir a la ducha. No debería haber prisas para ir cenar ni para acabar el cuento de la noche. Ni para ir a dormir.
Si hay prisa es que las normas no están bien asumidas, o no hay normas, o están mal definidas. O no sabemos comunicarlas con claridad. O falla la organización. O sobran actividades. O queremos que hagan más de lo que pueden. O no hay prioridades. O no tenemos claro la importancia de la lentitud y la calma en la vida de nuestros hijos, incluida la adolescencia.

También se entrena para las prisas


Cuando haya prisas, involucra a tu hijo en la búsqueda de soluciones:
  • Mírame a los ojos y escucha con atención, por favor. Te voy a decir algo que quizás no te guste. Hoy solo hay tiempo de ir al parque, no podremos jugar en casa. ¿O prefieres hacerlo al revés?
  • Hoy tenemos poco tiempo. Si quieres que te cuente el cuento es necesario que luego te bañes rápido. ¿Lo has entendido? Repite lo que he dicho para saber que lo has entendido bien, por favor.
  • Hoy vamos atrasados porque hemos ido al médico. No podremos ir al parque pero te puedo contar un cuento o jugar un ratito más en la bañera. ¿Qué eliges? Es importante que lo pienses antes de contestar porque es lo que vamos a hacer.
  • Cada día llegamos tarde al colegio porque no estás listo; a partir de hoy ya no te voy a esperar. Hablemos y busquemos una solución conjunta, ¿Cuando quedamos para hablar?
  • El martes que viene tengo una semana muy complicada. Organizaros de tal manera para que no tenga que esperaros ni un minuto a la salida del colegio, por favor. Estáis avisados y confío en vosotros.
En realidad, las prisas te pueden servir para detectar fatas de organización y para desarrollar criterio en tus hijos (te recomiendo leer Enséñale a pensar, no a obedecer).
Nuestros hijos no pueden llevar el ritmo de un adulto. No pueden llevar tu ritmo. Es su momento de preparación, de formación y aprendizaje. No olvidemos esto para minimizar el efecto negativo de las prisas que, si bien es difícil eliminarlas, sí es posible controlarlas para que sean estimulantes y no bloqueadoras.

ENERO

Caprichosos, materialista e interesados…

http://www.solohijos.com/web/ninos-materialistas-e-interesados-nosotros-les-hemos-hecho-asi-video/

Cuando nuestros hijos nacen sólo quieren y necesitan una única cosa: a nosotros. Especialmente a su madre, y poco después a su padre y otras personas significativas, pero en resumen lo que necesitan es cercanía, afecto, apoyo, tiempo. Pero conforme pasa el tiempo, la cantidad de cosas que creen necesitar y quieren es prácticamente infinita, e incluso el apego que tienen hacia nosotros es cada vez menor, llegando a su cota mínima en la adolescencia.

¿Cómo se produce ese cambio?, ¿qué sucede para que crezca de ese modo su necesidad materialista? (ver vídeo al final del artículo)

Nuestros hijos no nacen queriendo cosas, sino que nacen queriéndonos simplemente a nosotros.


Y somos precisamente nosotros quienes de manera progresiva les empujamos a ir sustituyendo esa necesidad tan pura y simple por otras muchas de corte más material. Les convertimos en seres materialistas e interesados.
No es fácil criar a los hijos hoy en día; los padres cada vez tenemos que enfrentarnos a más desafíos para lograr salir adelante con nuestros hijos. Una de las cosas que más nos falta es precisamente lo que más necesitan nuestros hijostiempo.

Nos piden brazos y les damos cosas


Es por eso que llega un momento en el que nos piden brazos y les pedimos que se conformen con cosas: les llenamos el carro y la cuna de sonajeros, móviles, doudous, cualquier cosa para que se distraigan cuando lloran pidiendo nuestra presencia.
Más tarde crecen y nos piden jugar, o nos piden un cuento, pero estamos tan ocupados que preferimos ponerles la TV o darles la tablet con una app “educativa”. Les distraemos de lo que verdaderamente quieren y necesitan, y hacemos que acaben queriendo cosas que en realidad no les hacen ninguna falta.
Ellos no querían cosas, nos querían a nosotros, pero poco a poco van haciendo esa sustitución. ¿Cuántas veces sólo querían nuestro tiempo o atención y les hemos dado otra cosa sólo para lograr distraerles?

“Mira cuánto te quiere el abuelo que te ha comprado este osito…”


Todo esto no es enteramente nuestra culpa, no podemos alejarnos por completo del contexto en el que vivimos y la sociedad que nos ha educado. A nosotros nos han hecho así, y nosotros les hacemos del mismo modo casi sin pensarlo. Y nuestro entorno actúa del mismo modo.
Por ejemplo, también les hacemos materialistas e interesados cuando les enseñamos a cambiar afecto por objetos: “dame un besito y te doy esto”, “mira cuanto te quiere el abuelo que te ha comprado este osito”. ¿Qué mensaje implícito le estamos trasladando con esto?

El afecto se gana, no se compra.


Y se gana con tiempo y esfuerzo. Si queremos que la relación con nuestros hijos (o de éstos con sus abuelos, tíos o familiares) se base en un intercambio de afecto por cosas, en verdad el afecto nunca estará presente: sólo habrá interés por conseguir esas cosas. Y cuando estas desaparezcan, el afecto (que nunca estuvo) también lo hará.
Si queremos que nuestros hijos sean más afectuosos, comunicativos, que compartan tiempo con nosotros, que no sean tan materialistas, quizá deberíamos invertir menos esfuerzos durante sus primeros meses y años de vida en hacer que ellos fueran así.
Porque todo lo que vivimos en esos primeros meses y años crea una huella, un aprendizaje, que aunque no lo procesemos de un modo consciente, acaba teniendo su impacto en la edad adulta.
No les enseñemos a ser materialistas e interesados.

DICIEMBRE

JUGUETES Y SUEÑOS, LA EMBRIAGUEZ DE LA NAVIDAD | EDUCACIÓN POSITIVA

http://www.padresayudandoapadres.com/juguetes-y-suenos-la-embriaguez-de-la-navidad-educacion-positiva/

¿NOS VENDEN LOS SUEÑOS DE NUESTROS HIJOS? NAVIDAD.

Aturdidos por la rapidez del tiempo, inmersos en tantas responsabilidades, bien organizadas en eficientes horarios, llegamos de nuevo a la Navidad.
¿Cuál es el significado de la Navidad para la infancia? En una época el año, en la que los más pequeños sienten la seguridad, de que algunos de sus sueños, se harán realidad, en forma de regalo, seguramente en eso podríamos estar la mayoría de acuerdo.

El asunto, sobre el que a lo mejor, no hayamos hecho nada al respecto, es sobre cómo influenciamos los adultos en sus “sueños”. Desde finales del mes de Octubre, tras la luna de miel, del inicio del curso escolar, comienzan a incorporarse de forma tímida en los intermedios de sus dibujos animados, los primeros anuncios de publicidad enfocados para la campaña de Navidad.

Así progresivamente, hasta la noche mágica del 5 de Enero, la televisión directamente le ha sugerido a nuestros hijos en lo que pueden soñar.

Según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), el pasado ejercicio económico, se cerró con unas ventas en este sector, de hasta más de 1.000 millones de euros, en el territorio español. Lo que evidencia, lo caro que cuestan los sueños de nuestros hijos. Pero, ¿responden realmente a sus necesidades estos regalos?, espero que esta experiencia te sirva de reflexión.

Durante los meses de Verano, le puse a mis hijos durante algunas tardes, capítulos sueltos de una serie de dibujos animados de los años 80. Era “Dragones y Mazmorras”, con unos efectos visuales propios de su década, nada tenía que hacer para competir con los dibujos actuales, emitidos por nuestros canales públicos de Televisión. Sin embargo, al tercer capítulo, ambos niños ya se habían identificado con un personaje, y querían que se lo comprase para jugar con ellos.

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Desde entonces, redescubrí lo sugestionables que son los niños a través de los contenidos visuales que les permitimos ver, por ello, desde Septiembre a Enero, desconectamos la antena de televisión de casa, no dejando entrar por nuestra puerta, los anuncios, o mejor dicho “sus anuncios”, pues van dirigidos a nuestros hijos. De esta forma, quizás me lleve la sorpresa al escuchar con lo que sueñan jugar, y nada tendrá que ver con el producto estrella que una multinacional quiera lanzar al mercado estas Navidades.

Hace tres años, este sector gastó en publicidad televisiva, cerca de 29.396.389 millones de euros, según datos publicados en la web de la A.E.F.J. (según datos elaborados por Eqúmedia). Ahora bien, intentemos darnos cuenta de los miles de anuncios que ven durante cada mes nuestros hijos, y como los condicionan. Sí pasarán el mismo tiempo que ven la tele, jugando en el monte o la playa, muchos soñarían con un telescopio con el que ver las estrellas, o una nave espacial con la que llegar al Sol.

Escribió una vez Piaget:


El segundo objetivo de la educación es formar mentes que puede ser críticas, que puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece. El gran peligro de hoy son los lemas, opiniones colectivas, las tendencias ya hechas de pensamiento. Tenemos que ser capaces de oponernos de forma individual, para criticar, para distinguir entre lo que está bien y lo de lo que no.


Eliezer Marrero Correa http://emociones.eu/


NOVIEMBRE
http://www.solohijos.com/web/como-ensenarles-inteligencia-emocional-desde-pequenos/

Cómo enseñarles inteligencia emocional desde pequeños








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La regulación afectiva está profundamente ligada a su base cognitiva, la denominada capacidad reflexiva. Se trata de la capacidad de pensar en los estados emocionales y mentales propios y ajenos. Las relaciones tempranas de apego suponen el escenario en el que se desarrolla dicha capacidad.

La capacidad reflexiva, o también denominada “mentalización” es la que permite comprender las emociones, intenciones y pensamientos propios y ajenos, aquello que no se observa, pero se infiere (Fonagy y Target, 2000; Fonagy, 2004; Fonagy y Bateman, 2008). Constituye un importante hito del desarrollo que se da durante la primera infancia en el escenario de una relación de apego segura(aunque siempre hay posibilidad de desarrollarla más tarde).
Aprender a identificar las propias emociones y, sobretodo, a pensar en ellas es el primer paso para desarrollar la capacidad reflexiva pero…¿cómo se aprende?

¡Socorro! ¡Estoy sufriendo y no sé cómo decírtelo!


El niño está sufriendo por algo y manda una señal a la persona que está con él, en forma de llanto:“estoy sufriendo mucho, no sé qué hacer, te mando este sufrimiento a ti, a ver si puedes hacer algo”.
Al adulto que está vinculado emocionalmente con el niño, lo que le llega es toda su angustia. El niño pasa al adulto aquello que no puede digerir.
Para poder devolver un reflejo de esa emoción ya digerida, el adulto debe tener cierta capacidad reflexiva, ya que tiene que hacerse una idea mental de lo que el niño siente; una vez hecha esa representación mental de la emoción, podrá calmarle y devolvérsela de una manera manejable. Le está dando el modelo de alguien capaz de calmar el sufrimiento, y el niño comenzará a hacer suya esa imagen para poder empezar a conocerse, aceptarse y calmarse a sí mismo en futuras ocasiones.
Devolver al niño una versión más manejable de sus estados emocionales facilitará la génesis de estrategias de regulación emocional y le ayudará a ir organizando una identidad coherente (Fonagy, 2004; Fonagy y Bateman, 2008). Es comprensible pensar que un sistema de apego seguro y sensible será el campo de práctica perfecto para el desarrollo de esta capacidad, pues equivocarse no trae consecuencias negativas. Es en este tipo de relaciones en las que el niño puede aprender a manejar sus sentimientos con la seguridad de saber que, si no lo consigue, siempre habrá alguien ahí para ayudarle.
El niño que no es recogido ni cuidado durante sus primeros meses de vida va a aprender muy pronto que no hay nadie ahí fuera que le pueda contener. Y si eso no lo aprende recibiéndolo, no va a poder ser continente de sí mismo, no va a aprender a tolerar las experiencias dolorosas de la vida porque nadie le enseñó.
Hoy se sabe que abandonar a un niño en su angustia, además de afectar a regulación afectiva, podría provocar escasa tolerancia a la frustración e impulsividad. Han aprendido que, si no se obtiene lo que se desea inmediatamente, el sufrimiento es intolerable y que la espera nunca trae nada bueno.

¡No me digas que “eso es una tontería” porque para mí no lo es!

Si a un niño que ya entiende lo que se le dice no le explicas nada de lo que siente o le dices que lo que le pasa es una tontería, mantendrá toda su angustia sin saber ponerle un nombre.
Al calmarle le comunicas, “estoy contigo”. Es entonces cuando aprenderá que en el mundo hay personas en las que confiar. Si además le explicamos qué le sucede, aprenderá a entender qué es lo que le pasa y comenzará a desarrollar la importante capacidad reflexiva.
Si el cuidador supone una amenaza, equivocarse al reflexionar sería demasiado peligroso; al no contar con un campo de entrenamiento óptimo, estos niños generarán una capacidad de mentalización limitada y rígida. Esta capacidad no llegará a desarrollarse del todo, por lo que los niños se quedarán a medias en su percepción de la mente de sí mismos y de los otros.
Su realidad mental adquirirá para ellos carácter de realidad absoluta, no serán capaces de comprender otras perspectivas que no coincidan con la suya y perderán la capacidad de ser flexibles.

Los mejores padres: ¡los imperfectos!


Los científicos Dicorcia y Tronick (2011) plantean que los niños que se ven expuestos en su desarrollo normal a pequeños fallos que surgen en la relación con su cuidador principal tendrán un desarrollo socioafectivo óptimo. Esto coincide con el concepto de “madre suficientemente buena” de Winnicott(especialista en la teoría del apego).
Son fallos esporádicos y cotidianos que permiten una reparación. La clave está en conseguir que concluyan que, aunque un día no lleguemos a tiempo, no le hemos abandonado. Que, aunque alguna vez no consigamos calmarles, estaremos ahí para acompañarles si lo necesitan. Que nadie es perfecto, ni siquiera mamá o papá, y que ellos tampoco tienen porqué serlo.
Son aprendizajes importantes que pueden llevarse a cabo sólo si se han puesto previamente unos buenos cimientos y la relación de apego es segura y consistente.
Por último señalar que, si bien la capacidad de mentalización y regulación emocional se generan en el seno de las relaciones de cuidados tempranos, la posibilidad de desarrollarla no se detiene ahí. El entorno familiar inmediato juega un papel esencial durante los primeros años, pero se ve influido por la familia extensa y más adelante por otros adultos significativos fuera de la familia, por los iguales e incluso por características culturales y sociales más amplias (Twemlow, Fonagy y Sacco, 2001, 2005)

OCTUBRE 2016

http://www.solohijos.com/web/ensenale-a-pensar-no-a-obedecer/

Enséñale a pensar, no a obedecer

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A estas alturas ya sabemos todos nosotros que nuestros hijos no aprenden cuando queremos que aprendan ni aprenden lo que queremos que aprendan. El aprendizaje ocurre cuando se trasforman sus estructuras cognitivas.

Cada información nueva que les das es analizada bajo la luz de los conocimientos previos que tienen en sus estructuras cognitivas. Esto les permite modificarla ya sea porque el nuevo conocimiento amplia lo que ya sabían o porque se dan cuenta con la nueva información que lo que ya sabían no era tan correcto como ellos creían. Contrastan la información nueva con la que ya tenían y así las acomodan produciendo el aprendizaje.
Pero para que ellos sean capaces de trasformar sus estructuras cognitivas necesitan de vuestra ayuda. Nuestro objetivo como padres debería ser ayudar a nuestros hijos, no a que nos obedezcan y respeten las normas impuestas por nosotros, sino a que construyan sus propios esquemas de conocimiento. Esto les permitirá en cualquier circunstancia ser flexible y tomar la mejor posible.

¿Problemas? ¡Bienvenidos sean!


No hay nada más desafiante cognitivamente hablando que enfrentarnos a los problemas o los errores. Lo que no supone un desafío, no exige de nuestros hijos un esfuerzo, cambio o adaptación. Y cada día desaprovechamos gran cantidad de grandes o pequeños desafíos que ignoramos por no dar la importancia que tienen: una pelea entre hermanos, cuando no son responsables de sus tareas, cuando echan la culpa a los demás…
Carlos, 10 años. Siempre coloca de cualquier forma la vajilla en el lavaplatos, por más que su padrele explica cuál es la mejor forma de hacerlo. A él no le interesa para nada hacerlo bien.
Para que aprendiera de forma significativa a colocar la vajilla en el mismo, su padre compró un puzle y durante varios días lo montaron juntos. Mientras lo hacían, el padre dirigió su atención hacia las estrategias posibles, teniendo en cuenta puntos de referencia como formas, posición, colores, detalles…
Pasados unos días, ayudó a su hijo a encontrar similitudes entre hacer un puzle y colocar los objetos en el lavavajillas. Le ayudó a fijarse en la forma de los objetos, en el espacio, en las posibles combinaciones para colocarlos… Aprovechó el conocimiento previo de hacer un puzle para que identificara posibles estrategias similares. Desde ese día, Carlos siempre coloca bien los objetos en el lavavajillas, porque el aprendizaje fue significativo y eso hizo que QUISIERA hacerlo bien.

¿Quieres corregir para un momento o para toda la vida?


Si ayudamos a nuestros hijos a solucionar los problemas sugiriéndoles las soluciones, les evitamos el proceso de contrastación y de acomodación. No han buscado soluciones alternativas, no han seleccionado, ordenado, comparado o clasificado; tampoco han filtrado ni trasmitido un significado específico a esa solución por lo que en su cerebro no ha habido cambio cognitivo.
Es fácil que vuelvan a repetir ese error. Es fácil que echen la culpa de su error a los demás.
Siempre tenemos dos opciones a la hora de corregir a nuestros hijos:
  1. Trabajar en el comportamiento puntual que queremos corregir. Nuestro objetivo aquí sería, por ejemplo, que ordenase su cuarto. En este caso le doy soluciones para que pueda ser ordenado: le ayudo a que elimine los libros que haya leído ya, le propongo que doble la ropa de una manera más eficaz, a que regale la ropa que no usa…
  2. Desarrollar en él las funciones cognitivas necesarias que le permitan tener un pensamiento reflexivo.
    Nuestro objetivo aquí es que ordene su cuarto para que entrene su capacidad de clasificación, de comparación, de planificación, su capacidad de distinguir datos relevantes e irrelevantes, que planifique su conducta… para que más adelante pueda utilizar estas funciones cognitivas en otros escenarios, ya no solo en su cuarto sino en la vida (en los estudios, con los amigos, con la pareja o su jefe el día de mañana…).
    La estrategia aquí es darle motivos para que ordene su habitación (según la edad: te hace más “inteligente”, te ayuda controlar tus pertenencias, te ahorra tiempo y esfuerzo de búsqueda, desarrolla habilidades cognitivas que necesitarás más adelante...), animarle a que detecte cual es el problema por el que no puede ser ordenado (¿demasiada ropa, faltan perchas, sobran trastos, acumula ropa sucia, falta de planificación…?)  y a que busqué soluciones alternativas.
El orden del cuarto nos sirve de excusa para desarrollar habilidades cognitivas que modifiquen sus estructuras de pensamiento. Igual que ocurre cuando mediamos con él en el lavavajillas o en cualquier otra situación. De esta manera, las nuevas habilidades adquiridas pasan a formar parte del funcionamiento cognitivo de manera permanente.
No quieras que sea ordenado, sino que él quiera ser ordenado. No quieras que te hable con respeto, sino que controle su impulsividad al hablar. No quieras que deje de pegar a su hermano sino que encuentre nuevas estrategias para solucionar problemas con los demás.

OCTUBRE 2015 http://www.educapeques.com/escuela-de-padres/educar-optimismo.html


Educar para el optimismo es una garantía para nuestros niños y niñas
El optimismo es una manera o tendencia de ver las cosas de un modo positivo o favorable. El optimismo implica más que una tendencia, se convierte en una actitud que determina nuestro modo de pensar y por tanto nuestro sentir, influyendo en nuestra conducta y contribuyendo a nuestro bienestar. Una forma de ser optimista tiene más ventajas y es una garantía para la felicidad y para el bienestar.

¿Podemos educar a los niños y niñas para el optimismo?

¿El optimismo es una tendencia innata o es una tendencia aprendida? Nadie nace optimista o pesimista, puede existir una predisposición genética, pero está es determinada por el aprendizaje que tiene lugar en la infancia.
Educar para el optimismo es posible y es necesario, ya que una actitud positiva será la clave para que nuestros pequeños se enfrenten a la adversidad y sean capaces de tolerar la frustración y seguir adelante en los malos momentos, así como no caer en pensamientos negativos sobre su persona.
 educar, educación, aprender

¿Por qué es importante educarles para el optimismo?

Educar para el optimismo es fundamental hoy en día. A menudo nos preocupamos por darles lo mejor y entramos en una carrera constante y continua donde los pequeños deberán ir superando retos de diverso índole. Pero a menudo, también nos olvidamos de dotarles de recursos necesarios para afrontar las dificultades, para sacar fuerzas que les permitan enfrentarse a la adversidad, para perseguir sus sueños y no rendirse ante las dificultades y la base de todo esto es una actitud optimista. En la vida no podemos protegerles de todo y tampoco podemos evitarles todos los problemas, es por ello que dotarles de una actitud que les permita enfrentarse a esto es algo que no podemos olvidar.

¿Qué conseguimos al educarles para el optimismo?

Son muchos los beneficios al educarles para el optimismo, veamos algunos:
  • Una actitud optimista favorece los pensamientos positivos.
  • Los pensamientos positivos y las creencias positivas aportan más posibilidades de acción.
  • Permiten la búsqueda y la solución de problemas.
  • Se alejan de una visión negativa sobre la propia persona.
  • El optimismo, por lo tanto contribuye a una sana autoestima.
  • El optimismo es clave para lograr las propias metas.
  • El optimismo permite desarrollar al máximo las capacidades.
  • Aporta la fuerza para enfrentarse a las adversidades.
  • Educar en el optimismo es la clave de su bienestar.

Consejos para educarles en el optimismo

  1. Emplea el sentido del humor, acompáñate de la risa, de las bromas y disfruta de tu labor.
  2. Aprende a identificar tus pensamientos y diferenciar los negativos de los positivos y enséñales a ellos como pueden hacerlo también.
  3. Cuestiónate los pensamientos negativos y cámbialos por positivos y muéstrales a ellos como hacerlo.
  4. Enséñales a valorar lo verdaderamente importante, en ocasiones nuestros pensamientos nos llevan a cosas sin importancia que nos preocupan en exceso.
  5. Ayúdate de la música como recurso para crear estados de ánimo positivos.
  6. No reprimas los sentimientos negativos, permite que lloren, que se enfaden y deja que saquen esas emociones, pero ayúdales a dejar pasar los pensamientos negativos. Recuerda que no es lo mismo pensamientos que emociones. Las emociones negativas son naturales y necesarias, tienen una función, pero los pensamientos negativos pueden ser destructivos.
  7. Enséñales técnicas de relajación, que les ayuden a gestionar sus pensamientos negativos.
  8. Sírvete de cuentos, lecturas, programas de TV, para explicarles a través de otros personajes la importancia del optimismo y los pensamientos positivos.

NOVIEMBRE 2015





















http://www.solohijos.com/web/sabes-como-hablar-a-tu-hijo-para-hacerle-sentir-responsable-de-su-aprendizaje/

sabes-como-hablar-a-tu-hijo-para-hacerle-sentir-responsable-de-su-aprendizaje

Con la mejor intención, la de que nuestros hijos saquen con éxito sus estudios, les decimos frases que tratan de motivarlo a estudiar a base de hacerles sentir culpables, a través de lenguaje controlador.
Son frases como estas:
  • Cada trimestre lo mismo. Con profesor particular, con mi ayuda… ¡Ya no sabemos qué hacer para que apruebes!
  • ¿Solo un aprobado? ¡Con lo que hemos trabajado! ¿Qué has hecho para sacar esto?
  • Tu padre y yo nos pasamos el día trabajando para que estudies y tengas un futuro. ¿Y qué obtenemos a cambio? ¡Ponte a trabajar a hora mismo!

¿Qué consigues?


Que tu hijo entienda que debe estudiar porque tú así lo quieres. Porque de no hacerlo perderá privilegios. Estudia por tu bien, no por el suyo propio. Puedes tener razón en sus suspensos, en que no estudia lo que debe, en que no cumple objetivos pero, si quieres que realmente reaccione y quiera cambiar, debes decírselo de otra manera. Utiliza un lenguaje capacitador.

¿En qué consiste el lenguaje capacitador?


Nuestro poder educativo está en las palabras. No va a reaccionar si le obligas a hacerlo. Reaccionará mientras sienta vuestros reproches, vuestra presión o vuestras amenazas pero tarde o temprano dejará de intentarlo.

El lenguaje que insta a reaccionar es el lenguaje que fomenta la autonomíaEs el lenguaje que le hace sentir que elije; el que reconoce que es él, y no nosotros, el responsable de su aprendizaje.

Los psicólogos Cheryl Flink, Ann K. Boggiano, y Marty Barrett, de la Universidad de Colorado demostraron ya en 1990 que la forma de dar las instrucciones influye en el rendimiento de las personas, mucho más de niños y adolescentes.
Pasaron un examen estandarizado a 267 universitarios a los cuales se les había enseñado las mismas estrategias para solucionar problemas. A la mitad de los alumnos sus profesores les presionaron para maximizar el nivel de rendimiento y les obligaron a emplear una estrategia determinada. A la otra mitad, sus profesores no les presionaron y les dieron libertad de elección. El segundo grupo resolvió más problemas que el primero y con más calidad porque su sentimiento de autodeterminación les permitió pensar de forma alternativa y flexible, fomentando la automotivación intrínseca y el rendimiento.
De la misma forma, cuando utilizas con tus hijos un lenguaje capacitador, lejos del control y la culpa, sienten que tienen la posibilidad de elección, asumiendo su parte de responsabilidad en su proceso de aprendizaje, vinculándose al mismo y autodeterminándose. De hecho, cuando utilizas este lenguaje estás mediando su sentimiento de competencia, con todo lo que ello comporta.

¿Cómo hablar a nuestros hijos con un lenguaje capacitador?


No es suficiente con que tu hijo sepa que es responsable de su rendimiento. El objetivo de este lenguaje es que le demuestres a tu hijo que reconoces que él es el responsable de su aprendizaje:
  • Este primer trimestre no ha ido tan bien como esperabas, ¿verdad? Cuál crees que ha sido el problema? (Para detectar errores)
  • ¿Estás de acuerdo en que el móvil ha sido un factor importante en los suspensos? (Para detectar errores)
  • ¿Qué te parece la proporción de tiempo que has empleado en divertirte y la que has empleado en estudiar? (Para que cambie su organización)
  • ¿Piensas que puede ser una buena idea dejar el móvil fuera de la habitación a la hora de estudiar?(Para que se comprometa))
  • Si lo que quieres es recuperar esa asignatura el trimestre que viene, qué crees que debes hacer? ¿No te convendría matricularte en las clases de refuerzo del colegio? (Para que se sienta responsable de su aprendizaje)
  • Veo que te cuesta planificar tu horario. Si me necesitas, me avisas. (Para que trate de organizarse solo)
  • El sábado estaremos todo el día fuera, ¿recuerdas? (Para que recuerde que debe planificar de manera diferente sus deberes)
  • ¿Crees que habrás acabado tus deberes cuando yo vuelva del supermercado? (Le animas a ponerse una hora límite)
  • A mí me funcionaban las estrategias nemotécnicas. Cuando quieras, te explico algunas. (Le proporcionas información objetiva sin decirle lo que debe hacer)
En definitiva, para que nuestros hijos se impliquen en su proceso de aprendizaje debemos darles los recursos necesarios (técnicas de estudio, información…) y hacerles las preguntas oportunas para que sientan autónomos y responsables del mismo. Por nuestra parte, supervisión, motivación, recursos, acompañamiento y ayuda. El control es cosa de él.

DICIEMBRE 2015

http://www.solohijos.com/web/habia-una-vez-unos-reyes-magos-que-no-traian-regalos-sino-valores/

















Había una vez unos Reyes Magos que no traían regalos sino valores…

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“Me lo pido” y “me lo pido” y “esto también me lo pido”. Se piden todo lo que ven. Lo que es bonito. Lo que brilla. Lo que hace ruido. Lo que tienen los demás. Lo que les permitirá ser la envidia de sus amigos. Lo que creen que les hará ser y sentirse diferentes. Se piden lo que ven en la tele o en los catálogos. Lo que aparece estratégicamente colocado a su altura en las estanterías de los almacenes. Generalmente se piden todo en ocasiones normales pero en Navidad ya hay “barra libre”.
Cada año decimos lo mismo: este año regalaremos con más criterio”, “el año pasado tuvo demasiadas cosas”, “no hizo caso de la mitad de los regalos”, “le duraron dos días y los abandonó”…
Antes de empezar la fuerte presión de la campaña de ventas de Navidad, queremos recordaros que vuestros hijos no necesitan tantas sorpresas, ni tantas cosas, ni tantas novedades… Necesitan una persona que les haga reflexionar sobre la diferencia entre capricho y necesidad, que les diga con claridad supina que las cosas no se dejan de comprar porque sean caras sino porque no se necesitan o que antes de satisfacer nuestros caprichos deberíamos plantearnos si los demás tienen sus necesidades básicas cubiertas.
En el siglo XXI, con el caos social, económico y político que existe cerca y lejos de “nuestra casa” deberíamos disfrutar de la Navidad, por supuesto, con todos los extras que eso conlleva, pero sin olvidar que nuestros hijos viven en este mundo globalizado, donde no es coherente vivir a ciegas de cómo viven los demás. No se trata tampoco de amargarles las Navidades ni hacerles sufrir. Tan solo de abrirles un abanico de posibilidades a la hora de hacer la carta a los Reyes Magos en las que incluyan no solo un regalo simbólico para un niño menos afortunado que él sino una acción que tenga trascendencia cognitiva y emocional en él. Y para los demás.

Dos proyectos para pensar en “grande” en Navidad


  1. Te proponemos regalar a tu hijo un apadrinamiento. Es una forma de ayudar a un niño sin recursos económicos, en otra ciudad o país del mundo. Este apadrinamiento le permite, no solo comer cada día, recibir una educación y tener un futuro, para él y su familia. Para el niño apadrinado saber que existe al otro lado del mundo una persona que se preocupa por él es “media vida” pues su pobreza no es solo económica sino familiar y social también. Nosotros apadrinamos con Nuevos Pasos desde hace más de 15 años y por eso te recomendamos sin ninguna duda este proyecto.
  2. Otro proyecto interesante es ”Reyes Magos de verdad”, una página web montada por 7 amigas en su inicio que lanzaron un día un email a sus contactos para conseguir regalos a un centro de niños sin familia y que ahora llega a 5.000 niños y 800 ancianos.

Solidaridad e inteligencia


Si sabemos mirar y ver los detalles, si enseñamos a nuestros hijos a interpretar los indicios podemos encontrar gran cantidad de proyectos de ayuda cerca de nuestra casa. A veces, con los abuelos. Con nuestros amigos. Con la persona que ayuda en casa. Con un hermano. Con un vecino o con el dueño de la pequeña frutería de la esquina.
Ver lo invisible e interpretarlo nos hace a todos, no solo más humanos, sino también más inteligentes

ENERO 2016 

http://ntic.educacion.es/w3/recursos2/e_padres/html/dif_estudio.htm

 Dificultades más frecuentes en el estudio
 Introducción
    La vida escolar de los hijos puede pasar por distintas situaciones en cuanto al rendimiento académico. Hay algunos que siguen una trayectoria positiva siempre igual y constante en el rendimiento escolar. Hay otros que han ido bien en Primaria pero al llegar a Secundaria se produce una quiebra en su rendimiento. Otros hay que según van avanzando en los estudios mejoran su rendimiento.

    Cuando surgen estas dificultades conviene afrontarlas cuanto antes, ya que lo que puede ser relativamente sencillo de corregir cuando se produce, pasado algún tiempo, tienden a cronificarse las dificultades y corregirlas es más dificultoso.

    Cuando aparecen los problemas lo importante es enfrentarlos con serenidad, reflexión y rigor.
    Al enfrentarnos al problema que plantea nuestro hijo hemos de tener en cuenta las siguientes consideraciones:
1º.- ¿En qué consiste básicamente el problema?
    Un problema cuanto más precisado está tanto más fácil es encontrar la solución, al contrario cuanto más difuso e impreciso más difícil es darle respuesta.

    Si es posible vamos a tratar de hacer operativo el problema, es decir, en lugar de decir “es un vago”, diremos que habitualmente no cumple el horario de estudio por la tarde, en lugar de decir “tiene dificultades en la lectura” diremos que no sabe entonar lo que lee, su comprensión lectora es escasa y le falta velocidad.
2º.- ¿Cuándo ha comenzado el problema y con qué frecuencia se da actualmente?
    Puede ser que sea al pasar de un nivel educativo a otro, de un colegio a otro, de estar con un profesor y pasar a otra clase. Puede que aparezca según va teniendo más dificultades académicas, al juntarse con determinados compañeros....
3º.- ¿Cuáles son las causas del problema? ¿A qué lo atribuye el propio sujeto?
    Saber la raíz del problema no siempre nos resulta fácil, trataremos de indagar en ello para clarificarnos. Bastante información nos puede aportar el que sepamos a que atribuye nuestro hijo el bajo rendimiento, tiene este aspecto tanto más valor, cuanto más maduro es el chaval, porque ahí nos está dando pistas de por donde pueden ir las dificultades.
4º.- ¿Qué hemos hecho hasta el momento para resolver las dificultades y qué resultado nos han dado esas estrategias?
    Para afrontar un problema hay muy diversas estrategias que hay que valorar la idoneidad que tienen para tal fin. Habrá que desechar las que no han dado el resultado apetecido y buscar otras nuevas.
    Vamos a ver las dificultades más frecuentes en los estudios y que podemos hacer con ellas:

1ª.- No estudiar o hacer como que se estudia
Se caracterizan por lo siguiente:
  • Pueden estar ante el libro bastante tiempo, pero sólo eso “estar” puesto que la cabeza la pueden tener en otro sitio bastante lejos.
  • Tardan demasiado tiempo para realizar las tareas.
  • Omiten un tiempo de trabajo, de estudio para realizar las tareas pendientes.
  • Se meten en su cuarto dos horas o el tiempo que sea y todo el mundo está convencido de que el niño está estudiando, pero estos chicos han podido pasarse la tarde entera haciendo un dibujo u oyendo los walkman.
    Estrategias de intervención:
    Este tipo de chavales tienen un déficit de hábitos importante. Los hábitos son recursos importantes para educar. Se adquieren por repetición de actos. La ventaja que tienen es que facilitan a la persona la realización de tareas que pueden ser costosas, como sucede con el estudio en los hijos.
 Dedicar todos los días un tiempo al estudio, a la realización de las tareas. Empezar desde poco para ir subiendo según se vaya afianzando. Puede ser como tiempo orientativo, para un niño de Primaria en torno a media hora. Para uno de Secundaria alrededor de una hora. Más vale poco tiempo y aprovechado que mucho y disperso. Al ponerse a estudiar o trabajar darse un tiempo para cada una de las tareas que va a realizar y exigirse para tratar de hacerlo en el tiempo que se ha dado. Hacerse un horario en el que haya tiempo para todo. Poner el estudio en los primeros momentos que se está más descansado.

2ª.- Estudiar los últimos días
Se caracterizan por lo siguiente:
  • Estudian pero los últimos días, las últimas horas...
  • Se acuestan tarde, se levantan temprano en el último momento, van a “revienta calderas” por el esfuerzo que hacen al final.
  • Los padres pueden tener una percepción de que su hijo estudia y se ha esforzado bastante.
    Estrategias de intervención:
    Una de las variables que más tiene que ver con el éxito académico, es que el alumno tenga un plan de trabajo diario, así aparece en estudios experimentales. Cuando se deja para el final es imposible asimilar toda la materia, es como querernos comer en un día lo que no hemos comido en diez, por ejemplo.
 Tener un horario diario. Dedicar todos los días un tiempo a los repasos. Cada día de la semana a una materia, por ejemplo una hora, así se va estudiando lo que ya se ha visto y que entrará para el próximo examen. Que sea consciente que la estrategia de dejarlo todo para el final sirve cuando estamos en escalones inferiores en los estudios, pero al ir avanzando es imposible porque la materia a estudiar nos desbordará.
3ª.- Confundir "lo entiendo" con "ya me lo sé"
Se caracterizan por:
  • Confunden el "lo entiendo" con "ya me lo sé". Leen una lección y como la entienden, ya creen que la saben y dejan de estudiar.
  • Desconocen que el proceso de aprendizaje implica en un primer momento entender lo que se quiere asimilar y después tiene que haber un momento de fijación en la memoria, que se realiza a través de la repetición de los contenidos.
  • Referido a las disciplinas que precisan la realización de ejercicios y prácticas, los chavales que presentan esta dificultad son aquellos alumnos que fallan en las operaciones aunque sepan como se pueden hacer los ejercicios.
Estrategias de intervención:
    Se impone una tarea de clarificación al alumno para que entienda los distintos momentos que tiene el proceso de aprendizaje: comprender los mensajes, elaborar un resumen-esquemático y fijarlos en la memoria. Estos pasos se descubren tras una breve experiencia en los estudios, pero puede ocurrir en los inicios de la vida académica que omitan alguno de los pasos comentados.
 Hacer un seguimiento durante algún tiempo para comprobar que se ha entendido los pasos a seguir para estudiar un tema.

 Que se den cuenta que tareas más difíciles conllevan más esfuerzo: repetición que lo que es más sencillo.

 Preguntarles los padres lo que dicen que han estudiado para comprobar los resultados.
4ª.- Dificultades de concentración
Se caracteriza por:
  • Les cuesta mucho concentrarse, les cuesta ponerse a estudiar: desde que se sientan hasta que empiezan a estudiar pasa más de media hora. Están muy "a medio gas" y se les va fácilmente la imaginación.
  • Cualquier cosa que acontece a su alrededor atrae la atención y pierden el tiempo.
  • Su rendimiento neto es escaso, si se entiende por tal el tiempo en general que se dedica a una actividad menos el tiempo perdido por desconcentración.

    Estrategias de intervención:
    Si la concentración es la capacidad de dirigir todas las capacidades del conocimiento a la realización de una tarea, se ve que nos encontramos ante una de las habilidades fundamentales en el proceso del conocimiento. Se podría decir que si no hay un mínimo de concentración es prácticamente imposible el aprender algo, por tanto, la mejora de la concentración conlleva la mejora de la capacidad de aprender.

     Como todas las capacidades, el desarrollo de la concentración es consecuencia de la ejercitación de la misma, por ello es frecuente que quien más dificultades tiene en la concentración es quien menos trayectoria de estudio tiene en su vida y al contrario.
     La eliminación de los estímulos irrelevantes que puedan captar la atención de quien estudia: revistas, fotografías, prendas...
     La eliminación de estímulos a los que pueda prestar atención de tipo sonoro, p.e. la radio o visual, p.e. la televisión.
     Darse un tiempo para la realización de cada tarea o actividad y exigirse para tratar de realizarla en el tiempo previsto. No es conveniente enfrentarse a una tarea con tiempo ilimitado para realizarla.
     Hay que empezar a estudiar a una hora fija para conseguir un buen rendimiento cerebral. Si una persona se acostumbra a hacer el esfuerzo de concentrarse todos los días a la misma hora, al cabo de unos días la cabeza se concentra con más facilidad a esa hora.
     Como la concentración supone un “calentamiento mental” puede ser conveniente que antes de ponernos a estudiar dediquemos varios minutos –no más de cinco- a tachar letras que nos hemos propuesto en una hoja de periódico, p.e. las “a” que encontremos o las “o”, para después a continuación pasar a la actividad que tengamos prevista.
     En la misma línea que el punto anterior podemos trabajar mentalmente series de números y letras combinándolas, p.e. sea la serie 1 2 3 4 A . Se trata de ir corriendo la letra A hasta la izquierda, así :
    1 2 3 A 4 / 1 2 A 3 4 / 1 A 2 3 4 / A 1 2 3 4. Estas series se pueden complicar interviniendo más letras o números.
     Tener claras las metas. No cabe duda que cuando algo queremos de verdad y lo proponemos como meta a conseguir, movilizamos todos los recursos que tenemos para tratar de alcanzar esa meta. En la medida que tengamos más claras nuestras metas en el estudio, más concentración tendremos para conseguirla.
     Intercalar descansos. El proceso de atención tiene una curva de manera que cuando se lleva un tiempo decae. Por ello, es conveniente intercalar descansos para recuperar la concentración. Esos tiempos de descanso pueden ser por cada hora u hora y media de estudio, unos minutos de descanso –entre cinco y diez- .
     Para sujetar la imaginación lo que podemos hacer es utilizarla en el estudio: en vez de hacer el esfuerzo de cambiar de pensamientos y empezar de nuevo cada vez que se nos va, hay que poner la imaginación en cada tema de estudio. Si está con volcanes, que se imagine cómo son, la lava que echan, etc. Eso ayuda también a que se grabe mejor las lecciones.
5ª.- Dificultades en la lectura
La lectura y su comprensión constituyen las herramientas de trabajo de nuestro intelecto. Las dificultades que tengan nuestros hijos en la lectura de inmediato se trasladarán en el aprendizaje.

Las dificultades en la lectura se caracterizan por:
  • No tener la suficiente velocidad lectora y comprensión de los textos que se leen. Tener que volver a leer algo para enterarse del texto.
  • Tener una pobreza de vocabulario significativa que se nota en las dificultades que se tienen para saber el significado de palabras de uso bastante habitual.
  • Tener dificultades en la expresión escrita para realizar textos con estructuras correctas y claras.
  • Tener tendencia a postergar las tareas. Se siente un rechazo a la lectura como medio de entretenimiento.
    Si hay un problema más serio de fondo como puede ser la dislexia habrá que acudir al especialista para su solución, pues no basta con estudiar más.

    Estrategias de intervención:
    La habilidad lectora como cualquier otra habilidad se desarrolla con el entrenamiento, es por ello que la primera tarea a realizar es el ejercicio. Todos los días dedicar un tiempo a leer en voz alta para adquirir una entonación correcta que ayuda a la comprensión. Volver a repetir la lectura del mismo texto tratando de reducir el tiempo que se tarda en leerlo sin que afecte a la correcta entonación.
     Hacerse preguntas sobre un texto leído acerca de las ideas más importantes que hay en el mismo.
     Corrigiéndole los defectos de lectura ayudándole a hacerse un cuadernito de vocabulario. Con ese pequeño diccionario personal tendrá que hacer ejercicios con las palabras desconocidas.

      6ª.- Lagunas en las materias. Falta base

    Se caracteriza por:
    Tener dificultades en las materias en que sus contenidos tienen una gran conexión entre unas partes y otras, p. e. las matemáticas. Es como una escalera con bastantes peldaños entre los que se da una continuidad. De igual manera que si en una escalera falta un escalón, no impide su utilización, pero cuando son varios seguidos se hace imposible transitar por ella, así en una materia que falte un escalón –conocimientos de unos contenidos previos- se puede superar con atención especial. Pero cuando faltan varios escalones –es decir, áreas importantes para proseguir estudios posteriores- es muy difícil avanzar en el estudio adecuadamente.
   No tener asimiladas unas estructuras básicas de los contenidos de las diversas áreas, como consecuencia de un estudio para salir del paso en cursos anteriores.
Estrategias de intervención:
     Dedicación de un tiempo especial a tratar de remediar esa laguna. Puede ser a través de un hermano mayor, los padres o un profesor particular. Se entiende que esta ayuda es complementaria a la marcha de las clases y por tanto, supeditada a éstas.
     Potenciar las técnicas de estudio, no tener las suficientes habilidades para estudiar suele dejar lagunas en las materias que se han estudiado.
7ª.- Ansiedad ante los exámenes
Se caracteriza por:
  • Miedo a suspender o por tener un exceso de responsabilidad que les lleva a angustiarse. Suelen ser buenos estudiantes. Comienzan a estudiar y como salen con el gran miedo a suspender, se angustian. Quizá tras un año de malas experiencias, de un fracaso, de haber suspendido muchas... pierden la confianza en sí mismos y se sienten agobiados.
  • Tener en los días previos y/o en la realización de los exámenes un nivel de ansiedad o nerviosismo claramente por encima de lo normal. Hay que decir que los exámenes son situaciones generadoras de ansiedad para todos, pero hay una parte del alumnado que responde de manera sobredimensionada en este aspecto, teniendo un efecto negativo para el rendimiento en los exámenes.
  • La persona tiene pensamientos negativos y catastrofistas sobre los resultados que va a obtener. Anticipa que suspenderá, que no rinde, que se vendrá abajo....
  • Tener una activación de algunos sistemas fisiológicos de la persona, así en el sistema digestivo se suele tener sensación de nudo en el estómago, duermen mal, le sudan las manos, dificultades en poder desayunar porque se puede vomitar.....Aparece tensión muscular en algunos miembros como brazos, espalda o piernas. Pueden darse también palpitaciones.
  • Presentar movimientos o acciones automáticas que no puede controlar como comerse las uñas, necesidad de mover la pierna, dar toquecitos con el bolígrafo en la mesa...
Estrategias de intervención:
 Es muy conveniente que se le explique de manera didáctica qué es lo que le está pasando y que sepa que tiene remedio lo que tanto le está afectando.
 Explicarle que la ansiedad se manifiesta en tres niveles de respuesta. El primero es a través de los pensamientos negativos que tiene. El segundo a través de los sistemas fisiológicos de la persona: sudoración, palpitaciones, nudo en el estómago, y el tercer nivel se manifiesta a través de la necesidad de movimientos que tiene, que le puede llevar hasta el abandono del examen.
 Intervenir en los tres niveles anteriores con distintas estrategias. Respecto de los pensamientos, cortando los negativos y catastrofistas, centrando la atención en lo que tengo que hacer aquí y ahora, no compararme con los demás en cuanto a lo que tienen hecho del examen, etc. Respecto del segundo nivel fisiológico, enseñando a nuestros hijos a relajarse. Es conveniente que practiquen algún deporte, pues tiene un efecto relajador. En el tercer nivel conviene que nunca abandonen el examen por mal que se puedan encontrar haciéndolo.

FEBRERO 2016. Organización para el estudio 



Aprender a estudiar
Organización para el estudio

MARZO 2016

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Como sabes, soy un apasionado de las redes sociales. me parecen un espacio fantástico para comunicar ideas, proyectos, experiencias, etc. Además me permiten estar en contacto e interactuar con mis seguidores (tanto los que siguen mis proyectos como aquellos que leen mis libros y escritos). Últimamente estoy compartiendo en Facebook y Twitter algunas frases acompañadas de imágenes con el objetivo de reflexionar y "hacer reflexionar" a todos aquellos que son padres y madres. Hoy quiero compartirlas contigo.


Como destaca Robin Sharma "El valor de una gran cita radica en el hecho de que condensa un mundo de sabiduría en una o dos líneas".Sabiduría que tal vez el autor tardó muchos años en alcanzar. También señala José Antonio Marina que "Da la impresión de que la palabra tiene unos poderes mágicos: cura, cambia el estado de ánimo, produce efectos físicos y, por supuesto, mentales". Como también creo en el poder transformador de la palabra espero que  estas sencillas y humildes citas que comparto contigo te ayuden a reflexionar y a introducir algunos cambios en la educación de tus hijos.

Te animo a que tú también compartas las frases y las hagas llegar al mayor número de madres y padres a través de tus redes sociales. Seguro que nos enriquecemos todos:


1. "No importa como esté tu agenda: debes dedicar tiempo a jugar con tus hijos" 
Óscar González






2. "Aprender es descubrir lo que ya sabes. Hacer es demostrar lo que ya sabes.
 Enseñar es recordar a los demás que lo saben tan bien como tú.
 Todos somos aprendices, hacedores, maestros" 
Richard Bach






3. "Deja que tu hijo juegue, salte, se ensucie de barro, etc. 
Ser padres no es una carrera por hacer que actúen como adultos, 
ya lo harán a su debido tiempo" 
Óscar González




4. "Todo niño debería saber que es bueno para algo 
(se lo hemos de reconocer y valorar)"
 Óscar González




5. "SIN sentido del HUMOR la EDUCACIÓN 
no tiene SENTIDO" 
Óscar González






6. "No intentéis ser unos padres perfectos. 
¡Ya sois lo suficientemente buenos" 
Óscar González






7. "Es imprescindible hacer que nuestros
 hijos se sientan útiles" 
Óscar González






8. "Nuestros hijos necesitan límites 
pero no limitaciones" 
Óscar González





9. "La infancia de vuestros hijos pasa con mucha rapidez.
Vivid el presente, apreciad y disfrutad esos momentos especiales.
Dejaos sorprender... Disfrutad de este maravilloso viaje que es educar"
Óscar González





¿Con cuál de ellas te quedas? Si quieres puedes compartir las tuyas en los comentarios... Muchas gracias de antemano.

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ABRIL 2016  

Los beneficios de la relación padres y escuela

http://www.abc.es/familia-educacion/20140303/abci-padres-escuela-juntos-201402101632.html

Expertos en la materia explican cómo debe ser este acercamiento y lo que aporta a las familias, colegios y alumnos

Jesús Ruíz y Eugenia del Campo tienen tres hijos en Educación Infantil y Primaria en el colegio Las Tablas Valverde. Consideran que la relación estrecha entre padres y docentes aporta muchas ventajas a la formación y educación de sus hijos. «Mantenemos una comunicación muy fluida con el colegio y asistimos a cinco tutorías al año para ponernos al tanto de los temas académicos, pero también para que nos comenten qué aspectos (como la fuerza de voluntad, la responsabilidad en las tareas, etc.) debemos ayudarles a reforzar», apunta Jesús Ruiz.
Aseguran que los niños tienen, por lo general, un comportamiento distinto en casa que en el colegio, «y el contacto con los profesores facilita a ambas partes una visión más completa de cómo son nuestros hijos y si tienen problemas, será más fácil de solucionar conjuntamente».
Eugenia del Campo añade que la agenda diaria es una herramienta muy útil de información, pero por sí sola no es suficiente. «Colegios y padres debemos ir de la mano para que su formación y educación sea un éxito. De esta forma, el niño no percibe que en casa se hace una cosa y en el colegio otra, sino que todos trabajamos en la misma dirección, lo que les aporta una gran seguridad».
El Apa del colegio también es muy activo y organiza la Escuela de Padres. «Tratan temas que nos preocupan y trabajamos con el método del caso y nos sirve, de paso, para conocer a otros padres —puntualiza Eugenia—. También se realizan actividades lúdicas para que nos involucremos las familias y donde intercambiamos opiniones. Además, en cada curso hay un matrimonio encargado de comunicarse con el resto de padres para cualquier incidencia o cuestión que se quiera abordar».
Para Para Fernando San José, director del colegio Las Tablas Valverde, las familias tienden a involucrarse más con los colegios porque saben que si lo hacen es una inversión para el futuro de sus hijos. «No entiendo la educación de otra manera. Actuando de este modo todo son beneficios para el niño. Son las dos fuerzas que necesita para crecer academicamente y también en su sociabilidad, en valores, en libertad y en convertirse en un buen ciudadano. Los padres deben confiar en el colegio y estar en contacto siempre».

Concienciar a las familias

Con la misma fuerza con la que se critica el sistema educativo, se trata de concienciar a la sociedad de la importancia de que exista una estrecha relación entre familias y profesores. Sin embargo, muchos padres aún no saben en qué consiste este contacto, cómo llevarlo a cabo y en qué les beneficia.
«Tener información de la marcha de los hijos en clase, no solo desde el punto de vista académico, sino también de su comportamiento, relaciones sociales..., siempre es beneficioso porque percibirán que los padres se interesan por ellos, que trabajan en la misma dirección que en el colegio y harán que estén más involucrados», aseguraNieves Currás, directora del Área de Colegios y Centros de laFundación Universitaria San Pablo CEU.
Los expertos en educación insisten en que padres y docentes deben ir de la mano para que los hijos no se sientan desorientados y no perciban que en casa se hacen las cosas de una manera y en clase de otra. «Los padres son los primeros educadores de sus hijos y queremos que hagan suya esta responsabilidad. Deben entender que la escuela es una ayuda subsidiaria en esta labor», apunta Antonio Sastre, coordinador de formación integral de los colegios del Regnum Christi en España. «En los centros, además, podemos dar a los padres herramientas muy útiles para la formación afectiva y emocional de sus hijos. El beneficio de ir juntos de la mano es inmediato».

Cuestión de prioridades

Sin embargo, no todos los padres, por cuestión de tiempo, pueden asisitira las reuniones escolares. «Es cuestión de prioridades —apunta Antonio Sastre—. Toda elección conlleva renunciar a algo. En el peor de los casos, las tutorías pueden durar dos horas, dos veces al trimestre, y muchos centros ofrecen la posibilidad de que se realicen en sábado».
Óscar González, director y fundador de la Escuela de Padres con Talento, parte de que «el alejamiento de la familia respecto de la escuela favorece el fracaso escolar». Para que la implicación sea real y efectiva aconseja que los padres conozcan, desde principio de curso, a los profesores de su hijo con el objetivo de formar equipo. De esta forma les será más fácil hacerles llegar sus sugerencias para mejorar las cosas.
Desde los colegios insisten en que los padres deben tener como referencia al tutor. Sin embargo, en muchas ocasiones, los padres prefieren contactar con el director del colegio porque creer les resolverá mejor cualquier cuestión de sus hijos. «Es un error —asegura Currás—. El director no tiene la suficiente información sobre el niño ni el problema que le afecta, simplemente porque no está en contacto con él tantas horas como su tutor».

Distinto comportamiento

Según Currás, los padres se interesan más por acudir a las tutorías cuando los hijos están en Infantil y Primaria. «Animamos a las familias a que se relacionen siempre con los tutores y conozcan el comportamiento de su hijo en clase. Muchos se sorprenden: en casa es un protestón y en clase un bendito».
Lo ideal es que estén al tanto de la dinámica del colegio porque los niños pueden alterar la realidad (no dan la información correcta), y es conveniente que los padres cotejen la información con el tutor.
La agenda por sí sola no es suficiente para un acercamiento al colegio. «La entrevista personal es más importante», apunta Currás. Aún así, recalca la utilidad de herramientas tecnológicas como «el colegio virtual», por el que gracias a internet los padres pueden acceder cada día desde cualquier sitio a contenidos como los deberes e incidencias de sus hijos. Es muy útil para saber qué hacen en cada clase, o si un día el niño está enfermo y no puede acudir, mirar los deberes que debe hacer o cuándo es el próximo examen







MAYO 2016
 https://www.aciprensa.com/Familia/fuerzavol.htm
Una de las grandes carencias de los alumnos de hoy es la fuerza de voluntad, la energía interior para afrontar las dificultades, retos y esfuerzos que la vida plantea continuamente.
Desarrollar la capacidad de autodominio de los alumnos se ha convertido en un objetivo de primordial importancia, de modo que sean capaces de esforzarse para conseguir lo bueno, aunque cueste y la recompensa no se alcance enseguida.
El desarrollo de la fortaleza apoya el de todas las demás virtudes: no hay virtud moral sin el esfuerzo por adquirirla. En un ambiente social como el actual, donde el influjo familiar es cada vez más reducido, el único modo para que los jóvenes sean capaces de vivir con dignidad es llenarles de fuerza interior. La capacidad de esfuerzo está muy relacionada con la madurez y la responsabilidad.
Exigir también cuesta
La capacidad de exigencia amable de los padres y profesores va a marcar, en buena medida, el desarrollo de la capacidad de trabajo y esfuerzo, y de sus virtudes relacionadas (constancia, perseverancia, paciencia, etc.). Exigir también cuesta esfuerzo. Parece que todo va a ser más rápido y menos conflictivo si los educadores cargan con los esfuerzos, renuncias y sacrificios; pero sin ese esfuerzo no va creciendo la persona.
Entre los siete y los doce años transcurre el período sensitivo de estas virtudes: es cuando se aprenden con mayor arraigo y naturalidad. Si los alumnos se ven privados de los esfuerzos, los retos y las exigencias, llegará la adolescencia, con su crisis de madurez y no estarán dotados de energía interior para superar las dificultades. Nos encontraremos con que o no se dejan exigir, o - aunque entiendan lo que les decimos y deseasen actuar así - no tienen la fuerza y el entrenamiento necesario para conseguir las metas que se proponen.
Algunas veces, los padres pretenden evitar a sus hijos, con un cariño mal entendido, los esfuerzos y dificultades que ellos tuvieron que superar en su juventud: los protegen y sustituyen, llevándoles a una vida cómoda, donde no hay proporción entre el esfuerzo realizado y los bienes que se disfrutan. No se dan cuenta de que más que proteger a los hijos para que no sufran, se trata de acompañarles y ayudarles para que aprendan a superar el sufrimiento.
Autoconsciencia y voluntad
Para que un hábito bueno se convierta en virtud es necesario que haya autoconsciencia (entender qué y por qué se hace) y voluntariedad (querer hacerlo). Por eso es tan importante en la educación de las virtudes humanas, ayudarles a entender el esfuerzo que van a realizar como algo necesario y conveniente, y motivar y estimular sus deseos de esforzarse.
Educar la fortaleza supone poner los medios para que los alumnos sean capaces de emprender acciones que lleven consigo un esfuerzo prolongado, para lo que hace falta tanto salud física como fuerza interior. Esta es la razón por la que la práctica deportiva frecuente es un medio muy adecuado para promover la fortaleza en la práctica deportiva, han de superar la fatiga y el cansancio, llegar hasta el final con perseverancia, superar adversidades, etc.
Existen muchas oportunidades en la vida cotidiana de la familia y del aula para que los niños se ejerciten en resistir un impulso, soportar un dolor o molestia, superar un disgusto, dominar la fatiga o el cansancio, como - por ejemplo - acabar las tareas encomendadas en el colegio o cumplir el tiempo de estudio previsto antes de ponerse a jugar, cumplir su encargo con constancia, etc.
Hemos de valorar positivamente y reconocer su interés y sus esfuerzos, como "aguantar la sed" en una excursión o viaje, comer de (casi) todo o no comer entre horas, terminar bien un trabajo, dejar la ropa preparada por la noche,... De este modo fomentamos la motivación interna: la satisfacción de la obra bien hecha, la alegría del deber cumplido.
El ejemplo
Como siempre, el ejemplo de los educadores es crucial: aprenderán mucho observando la alegría en los sacrificios de sus padres y profesores. Quejarse del trabajo o de los esfuerzos que es preciso realizar contribuye a crear un ambiente familiar contrario a la fortaleza: hay que esforzarse porque no hay más remedio, porque la vida te obliga.
Es importante insistir a los padres en la importancia de la reciedumbre, o capacidad de realizar esfuerzos sin quejarse.
Sin miedo al fracaso
Junto a la reciedumbre, la valentía. Tener decisión y empuje, de modo que los "miedos" infundados no atenacen la personalidad y sean capaces de "dar la cara" cuando sea necesario sin acobardarse por el "que dirán" o por vergüenzas tontas.
Con audacia, sin miedo al fracaso - que para una persona fuerte no es más que una experiencia de la que puede aprender- ni a los riesgos. No se trata de empujar a los alumnos a la temeridad, sino de ayudarles a no ser cobardes ni tener miedo al ridículo. Sólo así serán capaces de comprometerse en empresas valiosas.
Con serenidad y equilibrio interior, de modo que no se desmoronen ante la contrariedad o los pequeños contratiempos e imprevistos. Con elegancia ante el éxito o el fracaso, sin perder la calma si las cosas salen mal. La paciencia tiene mucho que ver con la paz interior, con la serenidad, con la seguridad. Para educar en la paciencia hace falta un ambiente de seguridad afectiva y una exigencia serena. Si la exigencia es caprichosa, produce inseguridad. Necesitan aprender a esperar, a dar a cada cosa su tiempo.
En definitiva, la fortaleza dota a la persona de señorío sobre sí mismo, de autodominio (vencerse a sí mismo es la batalla más importante de la vida).
Posibles planes de acción educativa relacionados con la fortaleza:
- Enseñarle a no quejarse. o Hacer pequeños sacrificios para la buena marcha de la casa o de la clase. o Exigirle acabar lo que comienza. o Aguantar la sed en una excursión o el calor del verano,
- el cansancio, sin irlo pregonando cada dos minutos. o Superar, si aún perviven, los miedos infantiles de quedarse solo, o a oscuras, la vergüenza para hablar, o para reconocer la propia culpa, o el sentido del ridículo. o Tener paciencia cuando no le salen las cosas como él quería, o si sufre cualquier contratiempo (por ejemplo, no quejarse y patalear si se pierde en un juego). o Adoptar posturas correctas en clase y en casa, no tumbarse. o Procurar comer todo y terminar toda la comida. o Hacer los deberes antes de ponerse a jugar. o Levantarse a una hora fija y cumplir un horario. o Hacer bien los trabajos y tareas. o Cumplir su encargo en el momento previsto para ello aunque no tenga ganas. o Participar en un equipo deportivo. o Marcarse pequeñas metas y cumplirlas


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